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Lewandowski no lleg a LaLiga como gran estrella. Ni agobiado por los focos ni llenando portadas. Lo hizo a oscuras, va Las Gaunas y entre la indignacin de su entrenador. «Es una vergenza», dijo Carlos Aimar, histrinico mster argentino del CD Logros, ante la falta de informacin sobre la llegada del polaco. El preparador, como confirma ahora desde Buenos Aires, no saba nada sobre la contratacin de un Grzegorz Lewandowski (Szczecinek, 1969) que firm por el conjunto riojano en 1993 procedente del Wisla de Cracovia.
«Me lo endos en el plantel sin enterarme. Pero despus result un atacante de la p*** madre. Slo marc un gol, pero porque al equipo le costaba mucho. l era buen chico. Pero muy raro, no se acostumbr a jugar aqu y por eso se ‘escap’. Pero luego volvi. Era un personaje! Por desgracias, slo le hablaba en seas», apunta el veterano preparador, quien ahora ejerce como analista en FOX.
El modesto equipo logros, deseoso de abandonar el stano de LaLiga, firm a un ‘todocampista’ para brindar msculo a la medular e incluso para aportar goles gracias a sus peligrosas llegadas. «Realmente es una casualidad que sea el primer Lewandowski en aterrizar en Espaa. Es una historia antigua, pero me resulta divertida. Al menos as os acordis de m», dice a Primera Plana desde su pas, donde an colecciona en su domicilio recuerdos blanquirrojos.
«Haba buenos jugadores en ese equipo. Estaba Salenko, que tena mucho olfato goleador (al siguiente verano endosara cinco dianas a Camern en el Mundial de USA’94), y otros futbolistas como Poyatos que luego compiti muy bien en Valencia. Tambin andanada por ah Lopetegui, que estuvo en Madrid y Bara, Iturrino… fue una poca muy buena de mi vida. Al mster, Carlos Aimar, tambin le recuerdo con mucho cario. Aunque al principio me toc sufrirle porque no le entenda por el idioma y me equivocaba. Mis compaeros me ayudaron a superarlo», expone un futbolista que, al final, colabor para que los logroeses se mantuvieran en la lite.
Su bigote poblado retrotae a tiempos pretritos con el csped del viejo Las Gaunas embarrado para incomodar a los grandes. A los locos 90 con dolos de carne y hueso: «Recuerdo cmo eran los entrenamientos, el contacto con la gente… era otra poca. Me encantaba el golpe en el pecho que nos pegaba Aimar antes de saltar al campo. Tanto es as que despus, durante mi poca como entrenador, lo he repetido con todos mis jugadores a los que he dirigido en diferentes clubes. Es como decir un ‘venga, espabila'».
Era un atacante con una potencia fsica tremenda, slo marc un gol porque al equipo le costaba mucho llegar
Su paso por Logroo no slo consisti en tardes de vino y rosas. Result volcnico por un problema con su contrato. Cobraba 550.000 pesetas y, en ese acuerdo, tena incluido el pago del alquiler de la casa y el coche. Pero firm pensando que la negociacin haba sido an mejor. Se sinti engaado. Cuando pareca asentado dentro del equipo, haciendo buenas migas con sus compaeros, «un da llegamos al entrenamiento y ya no estaba» relata Jos Ignacio a este peridico.
Un da llegamos al entrenamiento y l no estaba, se haba ido
Grzegorz, cansado de la situacin, se escap de vuelta a su pas. El presidente Marcos Eguizbal amenaz con sancionarle. La culpa fue de un intermediario, que manej los nmeros a su antojo: «Si me enga? Haba una cosa que nunca le reclam. No todo estaba claro… Yo era joven e inexperto, por eso nunca le ped algunas cantidades. Pero en realidad era mucho dinero y eso trajo consecuencias».
De primeras, no recuerda -o no quiere acordarse- de su ‘espantada’: «No tengo detalles. Pero, haciendo memoria, s visualizo que no fui a un entrenamiento por este tema econmico. Me sent engaado y me fui. Luego volv, el entrenador comprendi mi situacin y no me castigaron por parte del club como se ha dicho». l intent renegociar pidiendo al presidente Eguizbal que corriera con los gastos de los vuelos y restaurantes. «No era un milln de pesetas. No s la cifra exacta, pero s que le ped esas dos cosas».
Ms luces que sombras
Por suerte, el CD Logros acab salvando la categora sobre la bocina. Tan slo estuvo seis meses en La Rioja, pero el exjugador logr ganarse el cario de sus compaeros. «A pesar de los problemas que haba con los idiomas, l era alguien que siempre estaba alegre y que generaba buen rollo», rememora Juan Carlos Manda.
A pesar de los problemas que haba con los idiomas, l era alguien que siempre estaba alegre y que generaba buen rollo
Como a Jos Ignacio, una de las cosas que ms le impact es que «le faltaba un dedo». Los rumores apuntaban a que lo haba perdido en el servicio militar. «Pero cmo se acuerdan de eso?», se extraa. «Realmente lo perd de pequeo. Fui a casa de mi abuela en vacaciones y lo met en el cortacsped cuando no tocaba…».
S le tocaba renovar con los blanquirrojos, pero el adis de Aimar desvaneci esa opcin. «Todos los recuerdos que tengo de Logroo y de Espaa son buenos. Si tuviera la oportunidad de volver atrs hara lo mismo. El ftbol me ha permitido disfrutar e ir evolucionando. Lo nico malo que he tenido fue una lesin que sufr antes de los Juegos Olmpicos que me impidieron estar en Barcelona», insiste el polaco, quien casi se cae de la silla al conocer que el histrico Logros muri en 2009.
Lo nico malo que he tenido fue una lesin que sufr antes de los Juegos Olmpicos que me impidieron estar en Barcelona
Compatriota y ‘rival’ de Robert
Al otro Lewandowski, al compatriota que sigui sus pasos 29 aos despus, no le conoce demasiado: «Como jugadores nos parecemos poco. A m me probaban por varias zonas del mediocampo hasta ver dnde encajaba. l est claro que es un gran delantero al que Dios le ha dado ms talentos que a m. Nunca he hablado con l personalmente, pero s nos enfrentamos como rivales en un partido». Fue en 2007, durante un choque entre ‘su’ LKS Lomza y el Znicz Pruszkow de Robert.
Segn Grzegorz, Robert ha firmado por el Bara «para poder tenerlo inscrito en su CV y subir su nivel de prestigio, pero no ha debido ser fcil porque este Barcelona no es el de antes. Estn de muchos cambios, pero l ha ido encontrando su hueco». Los polacos no se parecan «ni en el bigote», pero s «en que los dos somos muy constantes y trabajadores».
Ahora, ya como mster «que no chilla a nadie porque en mi casa me educaron as», le encantara poder dirigir al atacante azulgrana pese a que es consciente de que «a mis 53 aos estoy alejndome un poco de los banquillos, aunque en el mundo del ftbol todo puede pasar». A Robert se le caen los goles, pero el primer Lewandowski que marc en LaLiga fue l. «No hice ms, pero puedo ‘presumir’ de ser el pionero».