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Lluís Costa (i) y Christian Díaz (d), en segundo plano, firman autógrafos a los chavales rojinegros. /
La Fundación CBGranada celebra su tradicional torneo de final de año para sacar una sonrisa ante la incertidumbre deportiva actual
Quizá de la forma más oportuna, dada el momento anímico y físico por el que pasa el primer equipo, la Fundación CB Granada ha celebrado su tradicional encuentro navideño en el Palacio de los Deportes. Una cita ya habitual desde los tiempos de LEB Plata y que reúne sobre el parqué de la instalación zaidinera a equipos representativos de la clase política, medios de comunicación, patrocinadores y el propio club rojinegro.
Acorde a los nuevos tiempos en la ACB, el evento dio en esta edición un paso más y antes sirvió también de nexo de unión en un emotivo encuentro entre centenares de jugadores de la cantera nazarí y el primer equipo, con la única ausencia del recientemente intervenido Cristiano Felicio. Una idea que sirvió para sacar cientos de sonrisas a la chavalería allí congregada –que recibió fotos autografiadas y pudo jugar durante unos minutos con sus ídolos– pero, casi de forma más importante en esta ocasión, también a los integrantes de un equipo tocado y necesitado de recuperar el buen humor ante las abruptas curvas que, de forma repentina, se le han planteado en el camino de su debut en la elite de la canasta nacional. La mayor ovación de la tarde se la llevó un rezagado Alex Renfroe cuando, junto a sus hijos y con su inseparable mascarilla, salió por la bocana del vestuario cuando todo estaba ya preparado. La desconexión mental de los Costa, Bropleh o Iriarte era tan preceptiva como la ilusión de los benjamines rojinegros.
Sin fichaje
«Mira a ver si alguno nos sirve, Pablo, aunque estos son ‘achaparraíllos’», soltaba con socarronería el presidente Óscar Fernández-Arenas, improvisado ‘speaker’ de la tarde, durante la foto de familia del acto, antes del inicio de los partidos. Hay quien cree que toda broma encierra algo de verdad, y en tal comentario se dibujaba la enorme dificultad con la que está encontrándose el Covirán para solventar a través del mercado el ‘roto’ que le ha hecho a su plantilla la lesión de Luke Maye y, muy especialmente, la de Cristiano Felicio. Un problema que, aunque subyacía en el ambiente, durante unos minutos se intentó olvidar.
Llega la Navidad, tiempo de alegría y confraternización, aunque en el caso del Covirán coincida precisamente con el momento más complicado del curso, por calendario y situación. Esta vez se trataba de olvidar durante un rato. Ya volverán los dolores de cabeza.