Hoy, por fin, ha llegado el día del esperpento. Emmanuel Macron y sus ministros ya están camino de Barcelona para participar en la cumbre «franco-española». Está por ver si lo «franco-español» supera la Ley de Memoria. No es broma. En Alicante estuvieron a punto de quitar la calle del «Franco», que se refería a la moneda.
Atención a la portada de La Vanguardia: «Francia y España sellarán una alianza como socios privilegiados». Hasta ahí, todo normal. Una cumbre como otra cualquiera. Pero vamos con una peculiaridad maravillosa. Cito: «Los dos países elevarán la coordinación hasta el punto de intercambiar ministros. Cada tres meses, un ministro español participará en una de las reuniones semanales del gobierno francés en el Elíseo».
Esto tiene una ventaja para Pedro Sánchez. Puede mandar de Erasmus a Irene Montero, Ione Belarra o Alberto Garzón cuando quiera. Pero, cuidado, porque es un Erasmus de ida y vuelta. Los ministros franceses también participarán en nuestros Consejos de Moncloa. Y ahí está lo sensacional: ¿os imagináis a los ministros franceses viendo cómo debaten los nuestros? Oye, la ley del ‘sólo oui es oui‘ está provocando la rebaja de penas a agresores sexuales. Excusez moi, qu’est que ça veut dire? Bueno, hoy hemos pactado con los independentistas que cometieron el delito de sedición la abolición… del delito de sedición. Mais pas possible ça. Señoras y señores, esta semana vamos a rebajar las penas para los condenados por corrupción. Oh la la, la la.
En El País, dos informaciones sobre este asunto. «Oriol Junqueras estará en la protesta y Pere Aragonès en la recepción oficial”. Me imagino a Macron asomado por la ventana hablando con Sánchez: «Oiga, pero ese que está ahí gritando… ¿no es el que acabó en la cárcel por dar el golpe?». Luego se gira y señala a Aragonès, el president: «Pero, si ese es de su partido, ¿qué hace aquí dentro?».
La portada de este diario refleja hoy la conversación mantenida entre Javier Cercas y Macron. Basta con un vistazo para percatarse de la profundidad intelectual del presidente francés. Sería interesante que explicara hoy en Barcelona, por ejemplo, las diferencias entre patriotismo y nacionalismo que compartió con Cercas. De todos modos, resulta inquietante su despedida. Le dice Cercas: «Bueno, le veo en Barcelona». Contesta Macron: «Así hablaremos un poco más de literatura. Es lo único que importa». Hombre, presidente, lo único, lo único…
Es un verdadero lío. Por un lado está la manifestación del sábado en la plaza de Cibeles contra el Gobierno y por el otro los manifiestos, también contra el Gobierno. Hay personas que participan de una y otra acción. Hay unas que van a la marcha, pero no firman. Y al revés. Me decía ayer un expolítico socialista: «Tiene usted razón. Esto es un verdadero lío. Yo estoy hasta los huevos de firmar manifiestos. Sacamos uno cada semana. Oiga, ¡que tengo que trabajar!»
Sobre la manifestación, dice El Confidencial: «Alberto Núñez Feijóo evita una foto con Santiago Abascal en la protesta de Cibeles. Génova enviará una delegación de la dirección nacional, pero se descarta la presencia del líder». Recuerda esta crónica que la marcha se parece a la de junio de 2021 en Colón, cuando coincidieron Abascal, Inés Arrimadas y Pablo Casado. Pues Feijóo no quiere esa imagen de bloque.
En El Mundo se especifica que sólo coincidirán Abascal y Arrimadas. Aunque, en realidad, Arrimadas ya no es la líder de Ciudadanos. Se incluye también un artículo de Andrés Trapiello, que firma el manifiesto y va a la marcha, las dos cosas. No se le puede negar capacidad de trabajo a este joven. Escribe en contra de la ausencia de Feijóo: «El Gobierno y sus socios tratarán de hacer creer que ahí sólo acudirán gentes de Vox. Irán los que quieran. Unos serán de Vox y la mayoría no. Como en la vida».
ABC sitúa su portada en Europa: «Bruselas alerta de que rebajar la malversación alienta el fraude con los fondos europeos». Oye, os preguntaréis qué pasa con el protoloco antiaborto de Castilla y León. EL ESPAÑOL: «Vox recula y el PP da por zanjado el pulso de Juan García-Gallardo a Alfonso Fernández Mañueco. El entorno de Feijóo presume de haber aplacado al partido de Abascal». La Razón dice: «Feijóo no es Sánchez; ni Gallardo es Yolanda Díaz«; como queriendo decir: si te pasas de la raya, aquí si te cuesta la cabeza.
Y termino con la segunda parte de una noticia que os conté ayer: el Gobierno rectifica y mantendrá el retrato de Antonio Garrigues, ministro con el rey Juan Carlos e histórico presidente de la Cadena SER. Inauguramos así la Ley de Memoria Trans. En apenas veinticuatro horas, Garrigues pasó de demócrata a franquista y de franquista, otra vez, a demócrata.
*Esta es la revista de prensa que Daniel Ramírez realiza cada mañana para ‘La España que madruga’, en ‘Más de Uno’, el programa de Carlos Alsina en Onda Cero.
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