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Tener a Marina Gea jugando a más de mil kilómetros es la mejor radiografía de la ‘burbuja’ pinchada del baloncesto femenino local. Pero su intuitivo talento y su físico arácnido siguen creciendo en tierras gallegas.
–¿Cómo le va por Vigo?
–Muy contenta. Ahora con unos días libres por Navidad me toca estudiar mucho y lo hace algo menos familiar, pero siempre es de agradecer venir.
––Sigue estudiando Medicina en la UGR, ¿qué tal lo lleva?
–Ahí voy. Vine a primeros de diciembre a hacer un examen un lunes, tras jugar ese fin de semana y me fui nada más acabar. Enero va a ser una locura, tendré que venir una vez a la semana para examinarme. Me apena decirlo, pero la facultad no pone las cosas nada fáciles.
–¿Se apaña?
–Cuando tengo examen vuelo con escala en Madrid y vuelvo igual. Yéndome a Vigo y siguiendo en la UGR sabía lo que había. Al menos el club sí me ayuda.
–¿Notó su primera vez lejos de Granada?
–Costó arrancar, además me lesioné el isquiotibial y me perdí la pretemporada y el primer partido. Pero me lo han puesto fácil, a nivel personal estoy muy contenta y en la cancha cada vez mejor.
–El isquiotibial es delicado para su juego tan explosivo…
–Sí, y también tuve un problema en el tobillo antes del partido contra Ferrol y jugué con el pie como una bota, por lo que ha tardado un poco en recuperarse. Aún lo tengo inflamado, pero ya no me limita. Estaba lenta e incómoda, pero ya voy mejor. Tengo que no darle vueltas a la cabeza. Solo disfrutar.
–¿Añora al público que tanto le daba en Granada?
–Sí, pero en Navia, donde juega el Celta, el ambiente es muy familiar y desde el primer momento me sentí como en casa. Obviamente noto que no está toda mi familia en la grada, pero estoy bien. Es un club con tradición de cantera que entrena muy bien y somos madrinas de equipos de niñas y siempre vienen y nos arropan. Estoy feliz.
–Su entrenadora, Cristina Cantero, seleccionadora u17, estudió en Granada. ¿Qué tal es?
–Un lujazo, estoy muy contenta con ella y en cada entrenamiento siento que aprendo algo nuevo. Está muy pendiente de todos los detalles. Fuera de la pista es un encanto y muy cercana, algo importante para un equipo muy joven.
–Marchan cuartas en la LF Challenge. ¿Optan a todo?
–No hemos hablado de ascenso ni nada así, sí de meternos en ‘play off’. Según se ha visto la liga, creo que ese debe ser el reto. Lo que venga luego, ya veremos. Es ir semana a semana.
–Creo que se ve mucho con Julieta Mungo y Andrea Boquete, que están en Ferrol, ¿no?
–Lo intentamos, aunque con el ritmo que llevamos no es fácil. Hemos ido varias veces a Santiago, que nos pilla a mitad de camino. Me ayuda mucho, porque aunque las conozco de un año, las quiero mucho.
–Precisamente, ¿qué le parece lo ocurrido con el Raca?
–Siento mucha pena, de verdad. Ya me la dio cómo acabó todo la temporada pasada, tras lo que se vivió en la ciudad. Ver cómo ha acabado es muy duro.
–Se hará preguntas.
–Claro. Se podrían haber hecho las cosas mejor, pero así fue. Me quedo con lo positivo:una temporada deportivamente muy buena que me abrió la puerta del Celta. Y con la gente. Lo otro no puedo controlarlo ni hacer nada. Les deseo lo mejor, que se recuperen lo mejor posible.
–¿Ve difícil volver a ver a Granada a ese nivel en femenino?
–La verdad, se ve muy lejano. Pero ojalá poco a poco, que es como se deben hacer estas cosas, y con un recorrido natural… No de repente, ¡pum! Y que haya un equipo en LF. Ojalá haya suerte y pueda volver a casa, pero lo veo bastante lejano.