1671248113 el gen que ha hundido a la industria del desodorante

En el artículo de hoy, compartimos el artículo sobre el gen que ha ‘hundido’ a la industria del desodorante. Puede encontrar detalles sobre el gen que ha ‘hundido’ a la industria del desodorante en nuestro artículo.

Ponerse el desodorante cada mañana no es sólamente un acto de higiene personal, sino también comunitaria. Se trata de uno de los productos que comenzamos a usar en el final de la tierna infancia y que nos suele acompañar el resto de nuestros días por necesidad. ¿Quién no ha notado nunca en un tren abarrotado que algún pasajero se ha saltado este ritual mañanero? Pues bien, en ciertas partes de Asia no conocen estos productos contra el mal olor corporal y, a pesar de ello, su transporte público no huele como lo haría en España.

¿Es que conocen un truco milenario que combate mejor este problema? No, simplemente cuentan con una buena genética en este sentido. La zona más oriental del continente asiático, y en especial China y Corea, cuenta con una numerosa población que porta un alelo del gen ABCC11 que provoca que su sudor no huela. Este gen llega a determinar tu olor corporal —por supuesto, también el de tu sobaco—, pero también las características de la cera de tus oídos o la secreción de grasas en tu cuerpo.

De todas formas, el culpable directo de tu mal olor no es este gen, sino las bacterias que habitan en tu cuerpo y que transforman el sudor que secretas. Concretamente, las bacterias a las que les gusta vivir en tu axila pertenecen a los géneros Staphylococcus, Cutibacterium y Corynebacterium. Pero las glándulas sudoríparas apocrinas —cuyas secreciones tienden a tener mal olor— también se encuentran en otras regiones como los pezones y los genitales externos y que, por lo tanto, deberíamos lavar con esmero.

Sudar sin pudor

«Esta variante genética fue descubierta hace unos 12 años», explica Antonio Barbadilla, profesor e investigador de Genética en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). «Provoca en los portadores una menor cantidad de glándulas apocrinas, lo que da lugar a menos olor corporal. Pero, además, este gen también produce una cera de los oídos seca, en vez de húmeda, como la nuestra. Entre el 80% y el 90% de los asiáticos portan este gen». Esta curiosidad genómica, sin embargo, ha resultado un batacazo comercial para algunas empresas.

En concreto, la compañía Unilever —que comercializa Rexona— se lanzó a la aventura de vender desodorantes a los chinos en 2008, cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Pekín. Para lograr este objetivo elaboraron una ambiciosa campaña de publicidad, pero, a pesar de ello, las ganancias fueron decepcionantes. El hecho de que el alelo que provoca escaso o nulo olor corporal esté tan extendido en China había dado lugar a una cultura respecto al sudor muy diferente a la que tenemos en los países occidentales.

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Sudar no es una reacción indeseable en China, sino que está considerado como un método natural del cuerpo para desintoxicarse. Además, al producir una menor cantidad de sudor, no entendieron por qué debían evitarlo o sentirse avergonzados de ello. Según explica The New York Times, Unilever ganó 4.500 millones de dólares en 2016 por la venta de desodorantes en Estados Unidos, pero sólo la décima parte en Japón y 110 millones en China. De hecho, Barbadilla confirma que en Japón es difícil encontrar desodorantes —pese al calor que hace ahí en verano— por un familiar que vivió en el país nipón.


La industria del desodorante no ha tenido el éxito esperado en China.

Javier Carbajal

Un gen extendido

Según Barbadilla, este alelo del gen ABCC11 se asocia a la etnia Han, a la que pertenece el 92% de las personas que viven en China. De hecho, esta es la población más numerosa del mundo: el 20% de la humanidad pertenece a ella. Las teorías de por qué existe este alelo apuntan a que los primeros humanos llegaron al territorio de la actual China encontraron un entorno muy frío. Por esta razón, los que tenían la variante de este gen que hacía que su cerumen fuera seco y sudaran menos tuvieron una ventaja en la supervivencia. Además, según explica Barbadilla, es posible que también esta característica jugara un papel en la reproducción.

El hecho de sudar, por lo tanto, tiene una connotación positiva en China y se calcula que menos del 10% de su población usa desodorante, apunta el periódico norteamericano. Este gen se conoce mejor en la actualidad y se sabe, según Barbadilla, que es un gen recesivo. Es decir, que si uno de tus progenitores es 100% asiático y otro, 100% europeo, tu axila será de las que necesitan un desodorante. De todas formas, no tiene pinta de que este gen pueda desaparecer con los años y la mezcla entre individuos de culturas diferentes.

«Me atrevo a decir que este gen no se va a perder nunca porque no afecta ni a la supervivencia ni a la reproducción. En principio, no tiene peligro», contesta Manuel Pérez-Alonso, catedrático de Genética de la Universitat de València. En realidad, para que un gen como este llegara a perderse debería de tener lugar un cambio radical en la selección reproductiva o natural y, por eso, Barbadilla también considera que se mantendrá estable. Con este panorama, las marcas han sabido adaptarse a este mercado y ahora comercializan en Asia el desodorante en forma de crema, que aporta como extra la hidratación de esta zona.

Variantes por el mundo

El conocimiento sobre el genoma de las poblaciones del mundo ha crecido de manera exponencial en los últimos años. ¿Podrían estar interesadas las empresas en estos datos genéticos de las etnias para elaborar planes de mercado? Pérez-Alonso explica que, de momento, este fenómeno no ha tenido lugar. «Pero tiene sentido. Incluso la manera en la que percibimos los olores o los sabores se encuentra en el genoma y es posible que en el futuro se desarrollen productos en base a estos datos». Barbadilla, por su parte, considera que el mercado siempre será más rápido probando el éxito de productos.

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Aunque todos los seres humanos pertenecemos a la misma especie, es frecuente encontrar características únicas en las diferentes poblaciones. Por ejemplo, Barbadilla habla de que los tibetanos cuentan con una variante genética que hace que sus pulmones sean más grandes y, de esta manera, están mejor adaptados a vivir en lugares altos. Esta variante fue heredada, según el experto, por los denisovanos, una especie ya extinta de homínidos que habitaban esta zona. Los propios europeos tienen entre un 1% y un 4% del hombre de Neandertal y, al parecer, esta mezcla les ayudó a resistir mejor las enfermedades y las condiciones propias de esta área geográfica.

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