1670987712 El drama de Maria Jesus Yves y los 179 muertos

En el artículo de hoy, compartimos el artículo sobre El drama de María Jesús, Yves y los 179 muertos porque la ambulancia nunca llegó o lo hizo tarde. Puede encontrar detalles sobre El drama de María Jesús, Yves y los 179 muertos porque la ambulancia nunca llegó o lo hizo tarde en nuestro artículo.

Lola ha necesitado acudir a terapia durante tres largos años por el mazazo psicológico que le supuso presenciar la muerte de su amiga Chus sin poder hacer nada para evitarlo. «Falleció en nuestros brazos, llamamos tres veces al 112 y nos llegaron a colgar por insistir, a pesar de que les advertimos de que unos días antes había tenido un derrame cerebral», tal y como recuerda Lola. «La ambulancia tardó hora y media en llegar». De modo que la madrileña María Jesús perdió la vida con 42 años, por un ictus, mientras esperaba un recurso asistencial básico del sistema sanitario.

Esta muerte no es un caso aislado porque la presidenta de la Asociación del Defensor del Paciente, Carmen Flores, subraya que ha pedido «en reiteradas ocasiones» al Ministerio de Sanidad que «cambie los protocolos del 112 y del 061 para evitar este tipo de muertes». Valga como botón de muestra que su asociación, solo en el último lustro, ya ha contabilizado 179 decesos de ciudadanos de distintas autonomías que reclamaron una ambulancia a Emergencias y este recurso no llegó a ser movilizado o lo hizo demasiado tarde porque el corazón del paciente ya había dejado de latir.

Flores remarca que los datos que recaba la Asociación del Defensor del Paciente ponen de manifiesto una problema crónico del Sistema Nacional de Salud que pasa desapercibido por un motivo: «No hay estadísticas oficiales, pero seguro que es mayor la cifra de fallecidos por esperar una ambulancia porque los familiares de los afectados no siempre ejercen acciones legales y nosotros solo contabilizamos una muerte cuando algún allegado contacta con nosotros para denunciarlo». 

«En lo que va de 2022 hemos recibido 29 casos de fallecidos en los que tras avisar al 112, o bien no se envió una ambulancia al domicilio para trasladar al enfermo a un hospital, o bien, en esos casos la respuesta fue tardía con más de una hora de retraso», tal y como ejemplifica Carmen Flores. En 2021, la cifra de fallecidos fue de 34; en 2020 fueron 41, en 2019 contabilizaron 35, en 2018 fueron 40, y así un largo etcétera que se repite anualmente. «Si el Ministerio tuviera la decencia de poner todos los casos de negligencias que se acumulan en España: sería un escándalo».

El último caso que ha provocado que la Asociación del Defensor del Paciente vuelva a solicitar al Ministerio que revise el manual de respuesta del 112 y del 061 ha sido una resolución del Servicio Murciano de Salud, donde se admite una demora en la atención de Yves José García. Este hostelero de Mazarrón, perdió la vida con 52 años de manera surrealista: sus familiares llamaron 15 veces para solicitar una ambulancia, el 21 de septiembre de 2020. La Unidad Medicalizada de Emergencias tardó 1 hora y 49 minutos en llegar al domicilio de Yves, y encima, tras la larga espera, los sanitarios acabaron pidiendo ayuda a los bomberos para trasladar al paciente porque se llevaron una camilla que no entraba por la puerta.

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[La injusta muerte de Yves: llamó 15 veces al 112 y la ambulancia llegó pinchada y con retraso en Murcia]

La guinda a este despropósito se produjo cuando bajaron a la ambulancia a Yves y se dieron cuenta de que estaba pinchada, de forma que tuvieron que movilizar otra. La familia realizó la primera llamada de auxilio al 112, a las 12.31 horas, cuando el hostelero presentaba problemas respiratorios, pero Yves no salió en dirección a un hospital de Cartagena hasta las 16.05 horas, cuando ya había sufrido una parada cardíaca que le costó la vida. «Tras la resolución del caso de Yves he vuelto a solicitar por escrito al Ministerio que cambien los protocolos: una de las cosas que hacen mal los operadores es hacer tantas preguntas que se pierde tiempo de respuesta».


La ministra de Sanidad, Carolina Darias.

Alberto Ortega / EP

La comunicación enviada a la ministra Carolina Darias incluye la resolución del Servicio Murciano de Salud, donde se reconoce una indemnización de 73.925 euros para los hijos de Yves, antes de que los juzgados se pronuncien sobre la muerte de este hostelero de Mazarrón, cuyo caso forma parte de los 41 fallecimientos registrados en 2020 tras pedir una ambulancia que jamás llegó o que lo hizo con más de sesenta minutos de retraso.

«Muy Señores Nuestros. Contactamos con ustedes para adjuntar otra sentencia más, de tantos y tantos casos que suceden y que muchos de ellos ni tienen opción a la denuncia. Llevamos mucho tiempo pidiendo que hay que cambiar un protocolo que cuesta vidas. Y qué decir de la atención telefónica -¡Insufrible!- donde incluso mandan ambulancias sin médicos, cuando tienen a bien enviarlas. Por ello, volvemos a solicitar que si las comunidades autónomas son incapaces de solucionar esto, que lo hagan ustedes: las personas no pueden morir así».

Hay más nombres propios en esta estadística pequeña, pero sonrojante porque se repite cada año dentro de un sistema sanitario público que debe garantizar la calidad asistencial a sus pacientes. Otro de esos nombres propios es el de María Jesús, una informática del Banco de España, a la que sus seres queridos y amigos conocían con cariño como Chus. «Tenía toda la vida por delante», se lamenta Lola, al tiempo que su pareja sentimental, Fani, añade una frase que define la personalidad de esta vecina del barrio madrileño de Simancas que murió con solo 42 años: «Era de esas personas que cuando entraba a un sitio y sonreía, lo iluminaba todo».

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Aquella luz que emanaba Chus se apagó la madrugada del lunes 18 de febrero de 2019. «Mi mujer y yo estábamos viviendo con ella porque se acababa de divorciar y como nosotras nos estábamos mudando a otra vivienda, en ese impás, nos alojamos en su casa para hacerle compañía». Lola y Fani respondieron como solo lo saben hacer las buenas amigas, ya que esta informática atravesaba un momento duro a nivel anímico y de salud: «Estuvo ingresada un mes en la UCI del Hospital Ramón y Cajal porque tuvo un derrame cerebral el 8 de enero«.

Después de recibir el alta regresó a su domicilio donde la esperaban su pareja de amigas. «Ese día cenamos, se acostó, y de madrugada entró a nuestra habitación, diciendo que se encontraba mareada, empezó a vomitar y llamamos al 112 a las 3.40 horas». 

– ¿Qué le dijeron desde la centralita de Emergencias?

– Lola: Le advertimos de que nuestra amiga había sufrido un derrame cerebral el 8 de enero. El operador nos dijo que estuviésemos calmadas, que ya mandarían la ambulancia y que tan mala no estaría porque la estaban oyendo, pero no era María Jesús, era mi mujer, Fani, que estaba a mi lado. 

Pasados diez minutos, a las 3.50 horas, volvieron a insistir porque su amiga Chus había empeorado. «Tenía problemas para respirar, era una persona muy grande, de mucho peso, y no podíamos moverla, entonces llamé para pedir ayuda y el chico me preguntó si se nos había hecho larga la espera», según critica esta comercial de productos cosméticos, de 34 años, sobre la ironía con la que respondió aquel operador del 112. «Me dijo que no fuera pesada y nos colgó el teléfono».

Una ambulancia de los Servicios de Emergencias.


Una ambulancia de los Servicios de Emergencias.

Youtube

¿Cómo reaccionó ante esa respuesta del teleoperador del 112?

– Lola: Pedí ayuda a unos vecinos y como ellos también llamaron, por tercera vez, nos dijeron que dejásemos de molestar que la ambulancia ya llegaría y que nuestra amiga padecía una insuficiencia respiratoria o un infarto. Entonces, mi mujer se quedó haciéndole la reanimación cardiopulmonar a Chus, mientras que yo fui corriendo a pedir ayuda a un vecino que era militar: pensé que al ser más fuerte nos podría echar un cable.

Una hora y media después, llegó la ambulancia, pero claro, Chus ya se nos había muerto: no había forma de reanimarla, y encima, los sanitarios se bajaron con calma a preguntar dónde estaba la paciente, sin sensación de urgencia. Le dijimos al operador del 112 que había sufrido un derrame cerebral unos días antes: era un caso en el que deberían de haber volado para atenderlo. No sé si habrían salvado a Chus, pero una persona con semejantes antecedentes clínicos, obviamente, con ese retraso no le dieron ninguna oportunidad para salir adelante.

Lola y Fani no pueden olvidar aquella trágica madrugada del 18 de febrero. «A Chus se le pusieron los ojos cristalinos y se nos murió en brazos». Esta informática del Banco de España que se acababa de apuntar a una academia de bachata y de salsa porque le encantaba bailar, con solo 42 años, se convirtió en uno de los 35 ciudadanos que perecieron en 2019 esperando una ambulancia. Y como ocurre algunas veces, el caso llegó a la Asociación del Defensor del Paciente, pero no a los tribunales porque es difícil sacar fuerzas para afrontar una batalla legal, cuando los allegados de la difunta ya han perdido toda su energía en asimilar una muerte injusta.  

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«Fue horrible: he necesitado ir a terapia durante tres años«, según confiesa Lola, al tiempo que confirma que el caso de Chus no llegó a los tribunales. «Todo fue bastante traumático y en ese momento no nos apetecía nada porque estábamos viviendo el dolor y la sensación de impotencia de no poder salvar la vida de un ser querido«.

Ahora ha decidido dar el paso de hacer público el terrible final de su amiga para apoyar a la Asociación del Defensor del Paciente en su reivindicación ante el Ministerio de Salud: «Me parece estupendo que soliciten que revisen los protocolos: con nosotras no tuvieron empatía». La presidenta de ese colectivo, Carmen Flores, considera que el Gobierno tiene que introducir cambios en el 112 y el 061 para «rebajar los tiempos de respuesta» en la movilización de una ambulancia.

«Una de las cosas que se hace mal es la enorme cantidad de interpelaciones que el operador le realiza a la persona que llama a Emergencias», según sostiene Flores. «Hay que revisar el cuestionario y reducirlo, eliminando algunas preguntas que se hacen cuando llamas al 112 o al 061: hay cuestiones superfluas que no sirven de nada y cuando hay una emergencia grave, lo prioritario es agilizar la respuesta sanitaria». 

Carmen Flores (c), presidenta de la Asociación del Defensor del Paciente.


Carmen Flores (c), presidenta de la Asociación del Defensor del Paciente.

Desde este colectivo que preside Carmen Flores también apuestan por «revisar la formación que reciben los teleoperadores que están en la centralita de los Servicios de Emergencias». Además, reclaman a las comunidades autónomas una mayor dotación del parque móvil y un incremento en las plantillas sanitarias. «Me parece una barbaridad la gente que se podría haber salvado estos años con un tiempo de respuesta óptimo y eso pasa por habilitar más ambulancias, médicos y enfermeros».

EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con el Ministerio de Sanidad para conocer su opinión sobre el escrito presentado por la Asociación del Defensor del Paciente donde solicita que evalúen los protocolos del 112 y 061, con el objetivo de introducir cambios que contribuyan a mejorar la asistencia de los pacientes, pero no ha obtenido respuesta a sus preguntas.

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