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En los más de 10 meses de guerra no se había vivido unas jornadas tan sangrientas en las filas rusas. El último parte de bajas emitido por Ucrania afirma que han «liquidado» a un total de 700 militares de Moscú en las últimas 24 horas empleando misiles estadounidenses HIMARS, un modelo que no tiene España. Unos números demenciales que podrían tener detrás una explicación tan sencilla como el uso de los teléfonos móviles particulares por parte de los soldados.

Hace unas semanas The New York Times publicaba cómo el personal militar de Rusia empleaba sus propios dispositivos para realizar llamadas tanto a sus familiares como a los compañeros en el frente. Las conversaciones intervenidas revelan posiciones de las tropas, el estado anímico, el material específico en cada zona y otros datos sensibles sobre el despliegue de fuerzas en el campo de batalla.

Todo un caramelo para los servicios de inteligencia de Ucrania, que ven cómo son los propios rusos los que hacen el trabajo complicado en sus charlas telefónicas diarias. La normativa sobre comunicaciones y empleo de dispositivos particulares es cristalina por parte de los mandos de Moscú, cuyo personal tiene absolutamente prohibido su uso para cualquier fin. Y mucho menos para hablar sobre ese tipo de temas.

En uno de los últimos ataques ejecutados por Ucrania, los soldados fallecidos parecían ser nuevos reclutas llegados a primera línea fruto de las órdenes de Putin para incorporar a más personal al ejército. Un informe mencionado en los medios estatales rusos ha concluido que «el uso activo de teléfonos móviles por parte de militares recién llegados» habría sido una de las principales razones del ataque, ya que pudo ayudar a las fuerzas ucranianas a identificar la ubicación.

Intervenir comunicaciones

Una pata muy importante de la guerra electrónica es la encargada de la intervención de las comunicaciones de los enemigos. Para ello se emplean antenas de cobertura simuladas que se hacen pasar por las instalaciones desplegadas por las operadoras telefónicas, para obtener la mayor cantidad de datos sin que el usuario se dé cuenta.

Sistema ruso de guerra electrónica


Sistema ruso de guerra electrónica

Arms-Expo

Una vez desplegados los sistemas en zonas estratégicas, los dispositivos electrónicos —teléfonos, tablets, ordenadores…— se conectan a esas antenas falsas y comienzan a enviar señales y a intervenirse las comunicaciones. El foco se pone especialmente en la monitorización de las llamadas que no se encuentran encriptadas y son fácilmente rastreables.

Mediante una triangulación —llevada a cabo por estaciones terrestres o por drones— es muy rápido y sencillo conocer la posición del dispositivo participante en la llamada que está conectado en la antena militar. Pero, si se quiere afinar todavía más, existen herramientas que acceden directamente a la señal GPS dando las coordenadas exactas.

Sistema de guerra electrónica de Rusia


Sistema de guerra electrónica de Rusia

Rosoboronexport

Con un número suficientemente elevado de llamadas de diferentes dispositivos se puede crear un mapa que indique la posición de las tropas en la zona de cobertura del sistema que puede estar formado por más de una unidad. Se consigue una precisión del orden de muy pocos metros o incluso de centímetros. Todo ello sin que el militar revele activamente ningún tipo de dato o información y solamente con el gesto de descolgar el teléfono.

A esto último se suma lo indicado al comienzo del artículo. Si al geoposicionamiento extraído de forma pasiva se unen los datos sensibles aportados por el militar, el cóctel es perfecto y las medidas que se toman son tan certeras que pillan desprevenidos a los militares.

Parte trasera de un sistema Leer-3


Parte trasera de un sistema Leer-3

Aunque haya trascendido el espionaje por parte de los servicios de inteligencia ucranianos, lo cierto es que Rusia también cuenta desde el principio de la guerra con este tipo de tecnología desplegada en primera línea.

Según recoge Sky, Moscú ordenó colocar varias unidades del sistema de guerra electrónica Leer-3 compuesto por un camión que hace de centro de mandos y un par de drones que actúan como antenas de telefonía falsas donde se conectan automáticamente los teléfonos móviles. El Leer-3 tiene capacidad para proporcionar cobertura a más de 2.000 teléfonos móviles a la vez en un radio de 6 kilómetros.

Las fuerzas ucranianas deben emplear un sistema muy similar de un modelo que no ha trascendido. Ya a mediados de marzo, funcionarios de Defensa de Estados Unidos informaron que al menos un general ruso murió después de que la inteligencia ucraniana interceptara una llamada de teléfono móvil que hizo.

Misiles HIMARS

El anuncio sobre el envío de misiles HIMARS de Estados Unidos a Ucrania se produjo el pasado junio cuando el presidente Biden confirmó una gran partida de material militar que incluía «sistemas de misiles avanzados para atacar con mayor precisión». Al tiempo que aseveraba que no iban a permitir que Kiev ordenara ataques más allá de su frontera.

HIMARS lanzando un misil


HIMARS lanzando un misil

Seth Maggard / Cuerpo de Marines

El High Mobility Artillery Rocket System (HIMARS o Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad) se desarrolló en 1996 mediante un encargo del Ejército estadounidense a la compañía Lockheed Martin. Pocos años después, tras realizar algunas pruebas de campo, la Army comenzó la ronda de pedidos ordenando 89 lanzadores en un primer momento y otras 4 unidades para el Cuerpo de Marines.

El éxito que fue demostrando en los ejercicios se tradujo en un aumento considerable de las unidades por parte de ambas ramas del ejército del país norteamericano. El último número oficial inventariaba en más de 900 el número de sistemas de lanzamiento aprobados y pedidos a Lockheed Martin.

Cada uno de los lanzadores puede incorporar hasta 6 misiles que se integran dentro de un camión 6×6 fabricado por BAE Systems. El vehículo tiene un peso total de unos 11.000 kilogramos, una velocidad máxima de 85 km/h y una autonomía de 480 kilómetros; lo que le proporciona una gran flexibilidad en el campo de batalla.

Dispone de varios modelos de misiles compatibles, el último de ellos se denomina PrSM (Precision Strike Missile o Misil de Ataque de Precisión) también fabricado por Lockheed Martin. Esta munición acapara un radio desde los 60 a más de 499 kilómetros y entrará en servicio a lo largo de este año. Aunque la munición más básica —la que seguramente emplee Ucrania—tiene un alcance estimado de 70 kilómetros y 90 kilogramos de ojiva.

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por admin

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