1672535420 ¿Vuelve la leyenda negra Sombras sobre Balmis y la mayor

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Si la hubieran protagonizado anglosajones la tendríamos hasta en la sopa como ejemplo de heroísmo. La expedición Balmis es uno de los mayores hitos de la salud pública de la historia: recién descubierta la vacuna contra la viruela (y las vacunas en general), un barco español llevó a 22 niños huérfanos hasta América para inocularla en el Nuevo Mundo, donde la enfermedad había causado estragos. Sin embargo, una exposición en Edimburgo ha puesto el esclavismo en el centro de la gesta, levantando los fantasmas de la ‘leyenda negra’ de la conquista y colonización española de las Américas.

Ocurrió este abril, formando parte del Festival de la Ciencia organizado por la universidad de dicha ciudad escocesa. Una serie de 25 paneles contaba la historia desde el descubrimiento de la vacuna por Edward Jenner en 1796 hasta la finalización de la primera parte de la expedición filantrópica española en 1806. ¿La frase más repetida? «No sabemos qué pasó con estas personas esclavas».

La autora de los textos, Farren Yero, es una historiadora especializada en género, raza y medicina de la Universidad de Duke, en Estados Unidos. En la exposición cuenta cómo la variolación, la técnica empleada por Jenner, se usaba en China o la India siglos antes. Consiste en extraer el líquido de las pústulas de vacas infectadas por viruela bovina, más leve que la humana, e inocularla a un ser humano, que queda inmunizado frente a la segunda.

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El médico alicantino Francisco Javier de Balmis sugirió utilizar a niños (los adultos podían haber pasado ya la viruela, con lo que la vacuna no tendría efecto) para llevar la vacuna al otro lado del charco. Con las pústulas de cada par inocularían a la siguiente pareja para mantener el virus vivo, y así hasta volver a pisar tierra firme.

Estos 22 niños eran huérfanos gallegos –la expedición partió de A Coruña en 1803– aunque también se incluyó a Benito, hijo de la enfermera que se encargó de cuidar de ellos durante el viaje, Isabel Zendal. A estos niños se les garantizó educación y familias de acogida.

¿Leyenda negra o anti-colonialismo?

Balmis llegó hasta México, Puerto Rico, Venezuela y Cuba. Luego dio el salto hasta Filipinas con otros 26 niños, esta vez mexicanos, y regresó a España en 1806. Para mantener la vacuna viva y circulando, se reclutaba a hijos de padres voluntarios. En caso de no encontrarlos, la expedición, dividida para poder llegar al máximo número de lugares posibles, optaba por otros métodos.

La exposición marcaba un contraste entre los 22 niños huérfanos y «el destino de los niños esclavizados adicionales, la mayoría niñas, que fueron usadas para transportar el virus entre los puertos atlánticos», reza un comentario sobre la exposición de que publicado por The Lancet Infectious Diseases en julio.

Fue a través de este texto que José Tuells se enteró de esta pequeña exposición urbana que tuvo lugar la pasada primavera en la capital escocesa, y arqueó una ceja. Precisamente, Tuells es director de la Cátedra Balmis de Vacunología de la Universidad de Alicante y «la persona que más ha publicado sobre Balmis en los últimos 30 años».

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Para este especialista en el legado del cirujano alicantino, esta exposición ofrece «una retorcida visión de la historia». «No hay nadie en la bibliografía citada [por Yero] que asocie la expedición con el esclavismo, ninguno».

Tuells, junto al mexicano Carlos Franco-Paredes, ha enviado una carta a una revista médica española de prestigio, Gaceta Sanitaria, para llamar la atención sobre esta distorsión, que achaca a «una mezcla de ‘leyenda negra’, anti-imperialismo, anticolonialismo y aprovechar el género para dar una visión distinta, pero sesgada y que no se sostiene» de la expedición.

«En alguna pequeña micro-etapa, alguno de los expedicionarios, que no siempre fueron juntos sino que se repartían por los pueblos, al acabarse la cadena humana –en un par de ocasiones– se utilizaron niños que, en alguna ocasión, fueron esclavos», explica. Participaron miles de niños y, según Tuells, «solo anecdóticamente se cogen a tres esclavos en un sitio y dos en otro, lo que no justifica una exposición centrada en la palabra esclavo».

En la carta remitida a Gaceta Sanitaria, Tuells y Franco-Paredes explican que el documento más relevante y exhaustivo de la expedición se encuentra en el Archivo General de las Indias de Sevilla. «Entre sus 1.560 folios, la palabra ‘esclavo’ solo aparece seis veces, ya sea para registrar a un niño vacunado o una única cita: ‘Compramos cuatro esclavos para transportar la vacuna de La Habana a Yucatán’. Este caso único no justifica el texto del panel 24 de la exposición».

Dicho panel reza: «Millones de personas fueron salvadas de una horrible y dolorosa muerte por el trabajo del equipo de Balmis pero, de forma más importante, por los muchos esclavos y niños huérfanos que explotó». Y continúa: «A través de la expedición y más allá, la primera vacuna del mundo estuvo completamente ligada a la trata de esclavos y a la expansión y consolidación del imperio».

Admirado por Jenner y Humboldt

En conversación con EL ESPAÑOL, Tuells, que acaba de estar en México, recuerda que ha estado investigando el archivo de la nación «y no hay documentos» que afirmen estas palabras. «De Mérida a Yucatán, compraron cuatro esclavos porque no les quedaban niños. En otra ocasión, reclutaron al tamborcillo –un niño que acompañaba a un regimiento tocando el tambor– para ir de una isla a otra. Y a otras niñas en otra ocasión», explica, «pero, de entre los cientos de niños que participaron, la filantropía de la expedición no decía ‘a los esclavos no les vacunamos’, se hizo a todo el mundo«. De hecho, entre 1810 y 1813, Balmis regresó a México para constatar qué había sido de los niños que participaron.

«Creo que este artículo es exagerado, toma de aquí y allá la palabra esclavos y niñas para mezclarlo con los huérfanos y, como resultado, la expedición parece un conjunto de hechos terribles, y Balmis un explotador de niños esclavos y niños huérfanos».

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Por eso, el investigador está considerando escribir a la propia Universidad de Edimburgo para aclarar el asunto. «Sorprende que esta universidad, que tiene bastante tradición, haya aceptado esta propuesta».

Sin embargo, de un tiempo a esta parte la academia británica está revisando sus lazos con la explotación colonial. De hecho, la propia universidad publicaba este verano una oferta de empleo para un investigador especializado en el comercio atlántico de esclavos para profundizar en los «Lazos Históricos de la Universidad de Edimburgo con la Esclavización Africana y el Colonialismo y sus Legados Raciales en la Actualidad».

Tuells apunta que tanto Jenner como otro investigador europeo de la época, Alexander von Humboldt, admiraron la gesta de Balmis. Los trabajos de estos científicos «no serían aprobados por los estándares éticos actuales», recuerda. El creador de las vacunas afirmó en su momento: «No puedo imaginar que en los anales de la historia haya un ejemplo más noble, exhaustivo (e integral) de filantropía» que la expedición. «Elegimos estar del lado de Jenner», concluye Tuells.

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