1674621011 Tania Llasera No pasa nada por gritar a nuestros hijos

En el artículo de hoy, compartimos el artículo sobre Tania Llasera: «No pasa nada por gritar a nuestros hijos. Mi madre era la Thatcher, he crecido a tortazo limpio y no tengo ningún trauma». Puede encontrar detalles sobre Tania Llasera: «No pasa nada por gritar a nuestros hijos. Mi madre era la Thatcher, he crecido a tortazo limpio y no tengo ningún trauma» en nuestro artículo.

No es Tania Llasera (Bilbao, 1979) una persona que esquive los charcos. Si se los encuentra y hay que meter el pie, se moja y punto. Lleva muchos años en la esfera pública y tiene cierto callo, así que, si lo considera oportuno, alza la voz sobre lo que se tercie y que salga el sol por Antequera.

Sobre lo que se exige a las mujeres, por ejemplo, se ha explicado muy bien en su último libro, ‘Mujer tenías que ser’. El subtítulo, ‘Para todas las que están hasta el coño’, ofrece algunas pistas. O también se despacha en charlas, como en ‘Superwoman tu madre’, una conferencia que dará el próximo 16 de febrero en Madrid.

Ahora ha sido el turno de la presión que se ejerce sobre las madres. La actriz y presentadora acaba de colgar en sus redes un vídeo donde visibiliza las sombras de la maternidad y su impacto se traduce, de momento, en más de 370.000 visualizaciones. Ella no quiere ser una señora refunfuñona, pero explica a Yo Dona que encuentra motivos para serlo con frecuencia: «Me gustaría dejar de ser la mujer de la queja, pero la sociedad no me lo permite. Creo que las mujeres nos quejamos muy poco».

Tiene «solo» dos hijos, aunque «a veces parezcan 60»: «Pepe, de 7 años, y Lucía de 5,5. Como se llevan tan poquito, tienen huella gemelar, es decir, que no recuerdan haber estado nunca solos. Por eso su energía es como de gemelos y la crianza es complicada», admite.

Este es el famoso vídeo, tras el que reconoce haber recibido muchas muestras de apoyo: «Sólo he recibido dos mensajes desagradables. En el resto, más de 2.000, me han dicho que han llorado, que se han sentido acompañadas y me dan las gracias por contar la realidad de ser mamá»:

En este vídeo protestas por muchas cosas.
Es que a las mujeres nos juzgan mucho. Por el físico, por si tienes hijos, por si no los tienes… Por todo. Que nos dejen respirar. Quería contar que yo también grito a mis hijos, o que les cojo del pelo -sin tirar-, porque es imposible ser siempre tu mejor versión. Creo que es refrescante decirlo y sentirnos acompañadas, porque ahora estamos muy solas en la crianza. Y sobre todo dejar claro que no somos malas madres por ello.
¿Qué diferencia encuentras de la manera en la que educas y en cómo te educaron a ti?
Yo he crecido a tortazo limpio y no tengo ningún trauma. Mi madre es inglesa y era como la Tatcher. Yo soy mucho más flexible. El otro día me decía que ahora damos demasiadas opciones a los niños y les preguntamos hasta qué tipo de cereales quieren, que están muy mimados y no tienen tolerancia a la frustración. Antes era otra época y, por ejemplo, no había pantallas, aunque mi madre se llevaba el cable de la televisión en el bolso para que yo no me distrajera e hiciera los deberes.
¿Y en qué se parecen?
Mi madre era muy cariñosa y estaba muy presente. Yo también lo estoy. Ninguna hemos tenido familiares cerca a los que poder recurrir y no hemos tenido más remedio que hacer malabares para criar a los niños. Ella leía libros de crianza en positivo y yo veo vídeos de lo mismo.
¿Te parecen útiles?
Sí, los veo, me educo y aprendo mucho, pero llega un momento en el que parece que esos gurús saben más que tú de tus hijos, de tu casa, de tu maternidad… Tenemos totalmente normalizado que nos juzguen y no: yo soy la que más los quiere y la que más los conoce. Lo de la educación en positivo está muy bien, pero no podemos hacerlo 24 horas al día.
¿Ahora las madres tenemos menos tribu?
Nos sobra la cibernética, pero nos falta la tribu física. Mi madre estaba en grupos con otras extranjeras, se hacían compañía y los niños jugábamos juntos. También se pasaban entre ellas sus notas sobre los libros de crianza en positivo que leían.
¿Cómo te desahogas tú de las miserias de la maternidad?
Hablando con amigas. En esos cafés se dicen verdades como puños, porque la mierda compartida es menos mierda. Muchas veces sientes que te vuelves loca y los medios y las redes nos hacen luz de gas. Siguen vendiendo una imagen edulcorada y nos comparamos con eso. Mucho se habla de las fases del niño, pero ¿y de las fases de la madre?
¿En cuál estás tú ahora?
Ya pasé por la cueva cavernosa que es la lactancia, que es una etapa de mucha soledad. Ahora estoy en la negociación constante. Es cansadísimo. Luego le dejas al niño las pantallas un rato y ¡también eres mala madre! Nosotras también necesitamos un poquito de espacio y actuar con lo que nos brote de forma natural, sin sentirnos culpables por todo.
¿Cómo lidias con la culpa?
Es algo que nos toca más a nosotras que a ellos. No sé si será por nuestra tradición judeocristiana, pero desde luego estoy muy harta de la culpa. Uno de mis propósitos para 2023 es quitarme un poco. No soy peor madre por dar gritos. Las buenas madres estamos presentes, respetamos, damos cariño, pero no podemos hacerlo siempre porque si no, los niños nos toman por el pito del sereno. Luego están las redes, que muestran la perfección constante y es imposible llegar. Genera mucha frustración.
¿Cuál es para ti el mejor momento del día con tus hijos?
Me encanta bañarlos porque aprovechan para contarte sus cosas y sí, acostarlos. Es mi momento de relax, de que Netflix me cuente un cuento a mí y de que el mando de la tele sea mío.
¿Qué haces cuando te sacan de quicio y se avecina borrasca?
Tengo una palabra clave con mi marido. Es ‘banana’. Eso significa que voy a perder el control y que necesito que se ponga él al volante. Es como decir ‘encárgate tú’.
Te expones mucho en redes y arriesgas. ¿Cómo llevas a los ‘haters’?
Las redes son maravillosas, yo me siento muy acompañada y siento que al vomitar mis mierdas ayudo a la gente a sentir que sus mierdas lo son menos. Pero claro que salen ‘haters’. Después de muchos años de terapia estoy muy trabajada. A veces los bloqueo y si no lo hago, lo leo y paso al siguiente. No me afectan porque pienso que el 99% de la gente me manda mensajes positivos. Las redes me dan más de lo que me quitan, y lo que me diga un ‘hater’ me lo paso por donde la esponja cada mañana. Eso no me lo dicen por la calle.

Tania Llasera durante la presentación en Madrid de su libro ‘Mujer tenías que ser’, el junio pasado.

¿Qué proyectos profesionales tienes?
Ahora voy a Málaga a la presentación de ‘La chica de la nieve’, una serie de Netflix, y colaboro en RNE, en el programa ‘A media mañana’, con Samanta Villar. Tengo casi 44 años y quiero tomarme este año para reflexionar y pensar qué quiero hacer.
Llevas tres, ¿vas a seguir escribiendo libros?
El de ‘Mujer tenías que ser’, que salió en junio, ha funcionado muy bien. Estoy muy orgullosa, pero yo soy más de palabra hablada que de escrita y ahora acabo de decir que no a otro proyecto. Es cierto que durante la crianza me ha venido muy bien escribir, pero ahora quiero hacer otras cosas y salir de mi zona de confort.

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