1674710114 Si le da la mano a Letizia lo cesan

En el artículo de hoy, compartimos el artículo sobre «Si le da la mano a Letizia, lo cesan». Puede encontrar detalles sobre «Si le da la mano a Letizia, lo cesan» en nuestro artículo.

Las relaciones entre España e Irán no son las mejores. Queda lejos la etapa de deshielo que impulsó a inicios de los años 2000 el entonces presidente José María Aznar, que llegó a recibir en visita oficial a su homólogo Mohamed Jatamí. Pero nada de lo que ocurrió este miércoles en el Palacio Real tiene que ver con ello.

Si el embajador de Teherán en Madrid no estrechó la mano de la Reina fue porque «es lo habitual», según confirman fuentes de Exteriores. «Los iraníes son muy estrictos en contra del contacto físico entre un hombre y una mujer».

De hecho, fuentes diplomáticas destacan que la reina Letizia cumplió su parte del protocolo, ante situaciones como ésta.


Momento en el que el embajador iraní no estrecha la mano de la Reina Letizia.

«Una autoridad que conoce estas circunstancias está avisada y se mantiene quieta, no hace ademán y evita una situación embarazosa«, explica un experto a este diario.

«Eso hizo la Reina mientras el embajador se llevaba la mano al pecho y hacía un leve gesto de saludo», que es como se solventan estos choques culturales. «Si aparece una foto en Irán del embajador estrechando la mano de una mujer, seguro que lo sancionan y probablemente lo cesen«.

Por eso, Exteriores no responderá de ningún modo ante lo que algunos entendieron como un desplante de Hassan Ghashghavi a la Reina en la ceremonia oficial de recepción a los embajadores, que tuvo lugar este miércoles en los salones del Palacio Real.

Sin embargo, fuentes del Ministerio de Igualdad sí que salieron al paso del incidente: «Es evidente que el machismo existe en la actividad institucional y que le sucede a las mujeres por el hecho de serlo«, apunta una portavoz del departamento de Irene Montero. «El Ministerio apoya a todas las mujeres que están luchando por sus derechos en Irán y Afganistán», añade.

La dura represión que están sufriendo las y los manifestantes en los últimos meses en Irán, que protestan contra el régimen por la muerte de Masha Amini tras ser detenida por llevar, supuestamente, mal colocado el velo, está tensando las relaciones.


Los Reyes presiden la recepción a los embajadores en el Palacio Real.

EP

Recientemente, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, convocó al embajador de la República Islámica «para manifestarle su rechazo» ante la ejecución de Alireza Akbari, viceministro de Defensa de Irán de 2000 a 2005, precisamente durante los años del aperturista Jatamí al frente del Gobierno de Irán.

[Tomando el té sobre un campo de minas con vistas a Irán: viaje a Azerbaiyán, el amigo caucásico de la UE]

Aunque fue detenido y condenado a muerte en 2019, acusado de ser un espía al servicio de los servicios secretos británicos, Akbari fue ejecutado hace apenas dos semanas, en medio de las protestas masivas de los jóvenes que exigen apertura al régimen.

Un comunicado de Exteriores condenó su ejecución y llamó a las autoridades iraníes «a poner fin a las ejecuciones y las condenas a muerte», una pena que España rechaza «en todos los países del mundo y en todas circunstancias».

‘Mensajes’ a Occidente

Sin embargo, eso no quiere decir que las relaciones estén rotas. No sólo el embajador Ghashghavi sigue en su puesto, sino que el mismo Albares viene manteniendo contactos bilaterales con su homólogo iraní, Hosein Amir Abdolahian, para reclamar la liberación de dos ciudadanos españoles encarcelados en los últimos meses en aquel país.

Se trata de Santiago Sánchez Cogedor y Ana Baneira, ambos detenidos en el contexto de las manifestaciones por la muerte de Masha Amini bajo custodia policial.

El régimen de los ayatolás suele utilizar a los occidentales presos como moneda de cambio diplomática, o incluso como parte de su propaganda. Y mantener encarcelados a estos dos españoles, desde octubre y noviembre, respectivamente, trata de enviar un mensaje a Occidente para que se mantenga al margen de sus asuntos internos.

Lejos quedan los años en que se inició ese acercamiento de Irán a Occidente. Con el reformista Jatamí al frente, Teherán comenzó ese camino dando unos primeros pasos en España. Aquella visita, en octubre de 2002, estuvo a punto de abortarse, también por cuestiones de protocolo.

José María Aznar, presidente del Gobierno, saluda a Mohamed Jatamí, presidente de Irán.


José María Aznar, presidente del Gobierno, saluda a Mohamed Jatamí, presidente de Irán.

Efe

«Queríamos apoyar los esfuerzos aperturistas», recuerda un alto funcionario de aquella Administración, «así que no podíamos imponer todas nuestras costumbres». Las autoridades iraníes llegaron a exigir que cualquier mujer presente en las recepciones llevara velo y que la cena de gala se celebrara sin vino.

«Un iraní no puede estar sentado a una mesa donde se sirva alcohol», explican fuentes diplomáticas. «A lo primero, no transigimos… lo segundo se arregló con un cóctel servido en mesas altas. En las mesas de la delegación iraní no había vino, sino zumos«.

[Irán dará una «respuesta decisiva» a Francia por los «insultantes» dibujos de ‘Charlie Hebdo’]

Desde esa visita hasta el acuerdo nuclear entre el Grupo 5+1 e Irán sellado en la presidencia de Barack Obama, en 2015, los avances fueron lentos pero seguros. Después, llegó Donald Trump a la Casa Blanca, los clérigos más conservadores se reforzaron en Teherán, y se quebró toda confianza entre las partes.

De hecho, el ministro de Exteriores Abdolahian, amenazó el pasado domingo a la UE con tomar «cualquier tipo de represalia» después de que el pleno del Parlamento Europeo exigiera nuevas sanciones contra Teherán. «Irán puede retirarse del Tratado de No Proliferación nuclear» que, en teoría, le obliga a no desarrollar bombas atómicas. 

Sanciones de Occidente

En la actualidad, la República Islámica de Irán está sometida, además, a las duras sanciones impuestas por la Unión Europea desde 2012.

Están restringidos el flujo de divisas, oro, piedras preciosas y el comercio de bienes y tecnología de doble uso, cualquier intercambio de bienes o servicios que pueda ser empleado en la industria petroquímica. Además, se prohíbe la importación de crudo, productos petrolíferos y petroquímicos de Irán, así como cualquier inversión en su industria petroquímica. 

[Podcast – El Foco: Los puntos calientes de 2023: Taiwán, Irán, Grecia]

Y adicionalmente, el Consejo de Asuntos Exteriores del pasado lunes impuso más sanciones al régimen. Los ministros de los Veintisiete, reunidos en Bruselas, acordaron una nueva ronda de sanciones contra 18 personas y 19 entidades responsables de violaciones de Derechos Humanos en Irán, por la represión de las autoridades de las protestas prodemocráticas tras la muerte de la joven kurda Masha Amini.

Esta cuarta tanda de medidas en respuesta a la espiral de violencia del régimen, que ha perseguido a los manifestantes y condenado a muerte y ejecutado a varios desde el pasado septiembre, se une al apoyo -no explícito, pero sí activo- de Teherán a Vladímir Putin en su invasión de Ucrania. El régimen de los ayatolás ha proveído de suministros y drones explosivos al Ejército de Rusia, lo que ha ahondado en su aislamiento de la comunidad internacional.

por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *