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El Sevilla se despide del 2022 con una doble imagen; ofensiva, para los que lo sienten; y lastimosa, para los que les importa un rábano lo que ocurre en el barrio de Nervión, pero que preguntan sin cesar qué narices ha ocurrido para que un club modélico en su gestión deportiva, que firmó jugadores hace un año para supuestamente pelear la Liga, esté inmerso en una pelea por la subsistencia en la qu
e comienza a temer que más que su presente se trate de su destino. Y decimos
doble imagen porque el Sevilla jugó un partido el 29 y otro el 30 de diciembre
. El de ayer no tiene más lectura que la de un equipo a la deriva donde todo sale mal. Nos detendremos más adelante. Lo sucedido el jueves en la
JGA
es más doloroso si cabe para el sevillista de a pie.
Insultante. Esperpéntico. Zafio
. Unos vociferando por alcanzar el poder, mientras los otros se agarran a la silla mediante un pacto privado que a su entender está
incluso por encima de los Estatutos que rigen la entidad
. Si lo llevamos a una dramatización peliculera (que tanto utilizo como ejemplo), ha sonado la alarma del banco y los tranquilos atracadores llenan numerosos sacos con el símbolo del dólar en cada uno de ellos, mientras la Policía parece metida en una suerte de atasco que no tiene fin. Hemos perdido el
respeto a los símbolos
o al valor que representan, dicho sea de paso. Debajo del nombre de
José Castro
, tanto en los eventos a los que acude, como en sus tarjetas de visita o en la misma JGA, aparece el cargo de
Presidente del Sevilla
. No sé si es consciente de
qué representa y a quién
. Ya que ha optado por perpetuarse en el sillón, mientras sus abogados le encadenen a él. Apurando cada minuto. Desde que a los máximos representantes del Sevilla se les gratifica con el 1% de los ingresos ordinarios,
llegar a la cúspide del club se ha convertido en un dame pan y lo que sigue
.
Siempre se debe aclarar que la otra alternativa disponible me causa, como poco, el
mismo recelo
de los actuales mandatarios, a los que ciertamente se les ha terminado el tiempo. No les han aprobado absolutamente nada. Sólo han mantenido la poltrona por ese
maldito pacto firmado en las tablas de Moisés
. Por la estabilidad, decían. No por la pasta. A casi 2023 hay pocos sevillistas que se chupen el dedo. Este consejo totalmente desligitimado alargará su estancia en el poder hasta que pueda. Y su caída estará provocada por su propia incapacidad.
Se han alejado de la realidad. Han olvidado el consenso y la ayuda de los supuestos miembros de su Consejo de Administración
. Uno comprando y contando acciones; el otro, dirigiendo un barco que hace aguas por todos los frentes y al que solo no puede hacer frente, por buena voluntad que tenga. Lo peor es buscar la ayuda en el apego y no en la capacidad ejecutiva. Para rematar el cuadro, el CEO
in pectore
del Sevilla encima le toca las narices a Monchi, tensando una cuerda demasiado desgastada por la parte de un director deportivo
cansado de estar cansado
. De batallar en un club donde la buena y desinteresada gente han pasado a mejor vida para ver como Don Dinero subvenciona voluntades.
El
Sevilla
ha entrado en un callejón sin salida en el apartado societario. Es como el bipartidismo político, ese que creaba desafección y cuyos aparatos propagandísticos sólo piensan en el poder, en las próximas elecciones, en el voto en la boca de un electorado sin espíritu crítico…
Vamos, como en el Sevilla
. Y eso que en Nervión no se puede votar. Pero sí se conocen todos.
La solución no es Del Nido, pero es la única
. Sólo cabe cotejar su futuro mandato desde el beneficio de la duda. Hasta que no se decidan por vender hasta la última barra del escudo,
el Sevilla será lo que deseen sus máximos accionistas
. Al menos, que dejen entrar, cooperar y ayudar a sevillistas tan válidos como los que amasan los títulos societarios. Gente como el exconsejero
Villanueva Ruiz-Mateos
, al que no se le permitió hacer un uso de la palabra amplio desde el patio de butacas. Prefirió no explicarle con un «telegrama» al pequeño accionista y al sevillista de a pie el
ruinoso destino de su Sevilla
. Fue quien dejó las cuentas inmaculadas años atrás. No era de la cuerda.
Decía lo que pensaba
. Y aquí hay que cortar de raíz esa hierba independiente. O el actual
consejero De la Cerda Cisneros
, quien al menos pudo hacer uno de la palabra (limitada de forma arbitraria) desde esa butaca del Consejo llena de espinas por representar las acciones del otro bando, además de las propias.
Derecho, valores, lealtad y respeto
. Sobre todo esto último. Porque como bien me dijo una vez una de las personas antes mencionadas, el Sevilla no nació ni se hizo grande siendo Sociedad Anónima. Eso vino después. Hay demasiada buena gente en el pasado, que
dedicó su vida a darle sus mejores años al Sevilla
, para que ahora lo utilicen como
modo de vida
todos aquellos que velan primero por su interés personal, y no por ese sentimiento que un día entró en su pecho para salir por la gatera y la cartera.
En el aspecto deportivo, al hincha poco más que le queda rezar. Y alentar en los partidos en el
Sánchez-Pizjuán
. Porque el equipo es un auténtico cadáver. Y
Sampaoli
podrá ser lo místico que él quiera, pero es más de proyectos sólidos que de barcos a pique. Otra
decisión impulsiva de los que mandan
, ninguneando a
Monchi
, para ahora culpar al bueno de
Lopetegui
de todos los males que asolan al Sevilla.
Siempre disparando al que no está
. Si el equipo va mal: Lopetegui; si los fichajes no funcionan: Monchi; si la JGA es un caos: Del Nido. Qué fácil es mandar sin asumir responsabilidades.
Mentir y llamar mentiroso sin tapujos a los demás
. Coartar el derecho a la información en la única reunión para ofrecerla con pelos señales. Pues claro que cada paso autoritario del club influye en el propio equipo. Han conseguido
aburrir a la gallina de los huevos de oro. Hastiarlo
. Se pasaría el día tirándose de los pelos si tuviese alguno más. La desunión es palpable en todo lo que rodea al Sevilla. El futuro pinta muy oscuro. La batalla por el poder pasa sus horas más crudas, mientras lo que les quita el sueño a todos aquellos que pagan (al alza) religiosamente su carné es ver su equipo abocado a un fatal destino.
Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla
. El sevillista sabe mucho de historia. De la suya propia. Y de engaños.
Ya tuvo que levantarse en la segunda mitad de los 90
para que no apuñalasen una parte importante de su vida. En el
2023
les toca alzar la voz. No se han tragado la trola, mientras que desde el palco del
Sánchez-Pizjuán
se siga felicitando con un:
¡Feliz engAño!