1671299114 se juegan la vida para reducir a su atracador

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El Hotel Albohera suma más de dos décadas de historia recibiendo a turistas dispuestos a disfrutar de las playas del Mar Menor que ofrece Santiago de La Ribera. El establecimiento, literalmente, lo montó el empresario hostelero Jesús Montesinos, echando jornales como un albañil más, y el negocio ahora lo regenta su hijo, Jesús. Este establecimiento hotelero de tres estrellas, más que un negocio, es parte de la historia de la familia, y por eso, este viernes, padre e hijo se jugaron el pellejo para reducir a un encapuchado que trató de asaltarlo a punta de cuchillo.

«No pudo robar un euro: solo se llevó los palos que recibió«, tal y como resume Jesús, de 41 años, bajo la atenta mirada de su padre, el otro Jesús, de 69 años, al que todavía le queda humor después del robo que frustraron: «He trabajado en el hotel más que un negro, por eso lo defendí a capa y espada». EL ESPAÑOL ha accedido a las grabaciones de las cámaras de seguridad de la recepción que ponen de manifiesto el riesgo vital que ambos corrieron para reducir al ladrón.

«Estábamos en el comedor del hotel, cenando en familia, cuando llamaron a la puerta sobre las nueve de la noche de este viernes», según explica Jesús. Aquel día, este sexagenario había recibido el alta del Hospital Los Arcos de San Javier tras permanecer quince días ingresado, aquejado de una bronquiolitis, de forma que estaba celebrándolo con sus seres queridos: su hijo, Jesús, su nuera, Poliana, y sus dos nietos, un niño, de 3 añitos, y una bebé, de 7 meses.

«Como estamos en temporada baja, es raro que vengan clientes por la noche, así que ponemos el cierre automático de la puerta de acceso para abrir desde la recepción», según explica Jesús. «Mi hijo salió a ver quién había llamado», tal y como precisa este empresario jubilado: una leyenda de la hostelería en la localidad murciana de San Javier porque en los años ochenta regentó el restaurante del Hotel Ribera, más tarde, el Centro Cívico Príncipe de Asturias, y finalmente, construyó el Hotel Albohera.


Un padre y un hijo, propietarios del Hotel Albohera de Santiago de la Ribera, se jugaron la vida para reducir a un ladrón armado con un cuchillo..

En las grabaciones se aprecia como un joven, de unos 25 años, llama a la puerta, haciéndose pasar por un cliente, pero en realidad es un señuelo para lograr que abran el hotel y que su compinche entre con violencia, esgrimiendo un cuchillo. Así lo corrobora Jesús, hijo: «Me dijo que iba buscando una habitación y le abrí la puerta, parecía una persona normal, además, esa misma tarde vino otra pareja para alojarse». Sin embargo, en unos segundos descubrió que ese cliente no tenía nada de bueno: todo era un montaje para llevarse la recaudación.

En las imágenes se ve cómo el cliente ficticio, se hace el sorprendido al ser rebasado por un encapuchado con un arma blanca, que camina con paso firme hacia la recepción donde se encuentra Jesús, junto a su chiquillo. «Mi hijo, de 3 años, se asustó mucho y empezó a llorar porque el pobre no comprendía lo que ocurría». De hecho, el gerente del Hotel Albohera le pide tranquilidad al asaltante, ante la presencia del niño, pero eso de poco sirve: «Me empujó y amagó con apuñalarme en el estómago«.

Conforme Jesús le asegura al encapuchado que le entregará la recaudación, unos 600 euros en metálico, el asaltante baja la guardia, y justo en ese momento aparece en escena su padre: el empresario jubilado, que le ataca por detrás. «El comedor está al lado de la recepción y yo estaba viendo todo lo que estaba pasando, así que salí con una silla para golpear al ladrón para ayudar a mi hijo«, según relata Jesús Montesinos, de 69 años.

El asaltante no cayó al suelo tras el impacto, sino que se fue directo a por el jubilado, al que le colocó el cuchillo en la yugular, mientras que le exigía al hijo que le diese el dinero de una vez por todas. «Le dije que se calmara, le saqué la caja y cuando se descuidó cogí un afilador de cuchillos para reducirle». Las cámaras grabaron un forcejeo donde el ladrón cae al suelo y el hijo del hostelero le acaba propinando una paliza. «Le pegué y logré reducirlo, entonces, mi mujer salió corriendo a la calle a pedir ayuda».

Del comedor también salió su cuñada con un cuchillo para proteger al jubilado y empezaron a entrar vecinos al hall del hotel, de modo que se formó tal caos que el ladrón pudo huir junto a su compinche: el falso cliente. Los dos escaparon por la playa de Barnuevo, pero no concluyeron ahí su noche de fechorías porque se plantaron en el Hotel El Marino de Santiago de la Ribera para tratar de asaltarlo con el mismo modus operandi: uno se hace pasar por turista y cuando bajan la guardia en recepción, aparece el encapuchado con el cuchillo para robar la recaudación. 


Un cliente ficticio hace de señuelo para que el dueño del Hotel Albohera abra la puerta y que pueda entrar un encapuchado con un cuchillo.

«Nosotros avisamos al otro hotel de que había un par de ladrones por la zona«, subrayan al unísono padre e hijo. De modo que cuando el falso cliente llamó a la puerta de El Marino no le abrieron. El asaltante y su compinche no cesaron en su empeño de seguir robando y de madrugada se hicieron con un móvil y un coche con el que se fueron a Cartagena, donde sufrieron un accidente de tráfico en el que fueron detenidos.

«Esta mañana, en el cuartel de la Guardia Civil estábamos nosotros y el dueño del coche para denunciar a los mismos ladrones», según apuntan ambos hosteleros. «El cliente ficticio tiene unos 25 años, y el encapuchado, unos 50 años, al parecer es su tío y había salido hace poco de prisión». 

La Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer si los detenidos son los mismos autores de otros dos robos que sufrió hace poco el Hotel El Marino. Entretanto, este sábado, el mítico Albohera ha reabierto sus puertas como siempre, con Jesús, padre e hijo, con la mejor de sus sonrisas para atender a los clientes, en ocasiones, guiris que buscan sol y playa, y otras veces, miembros del Servicio Aéreo de Rescate que acuden a formarse a la Academia General del Aire de Santiago de la Ribera.

«Somos el recepcionista, el fontanero, el camarero, el padre, el hijo y el espíritu santo de este hotel».

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