1672983920 Regreso al Fuji el primer sushi de Espaa y recuerdo

En el artículo de hoy, compartimos el artículo sobre Regreso al Fuji: el primer sushi de Espaa y recuerdo del pequeo Japn canario de los aos 60. Puede encontrar detalles sobre Regreso al Fuji: el primer sushi de Espaa y recuerdo del pequeo Japn canario de los aos 60 en nuestro artículo.

Actualizado

Quin pudiera volver un solo da al viejo Fuji de la calle Fernando Guanarteme de Las Palmas de Gran Canaria, volver para reconocer las pequeas diferencias entre el original y la representacin. El Fuji fue el primer restaurante japons de Espaa: abri en 1967, cuando los estudios de arquitectura interior no existan o, si existan, no tenan ninguna idea preconcebida de lo que deba ser un restaurante japons. Por eso, naci como un par de mesas corridas y nada ms detrs de un ventanal que daba a una calle de trfico pesado, vecina a lo que entonces era un barrio rojo de poco encanto. Con los aos, la sala del Fuji se fue cargando de las marcas que dejan los aos, de pinturas de marinas obviamente japonesas, de abanicos y de linternas de papel, pero el ambiente nunca dej de ser austero. Este curso, tras algunos meses cerrado, el Fuji ha vuelto a abrir en otro local ms moderno y sofisticado.

«Haba un capitn de barco japons que se empe en que le guardarn su botella en el Fuji, con su nombre escrito, para que le hicieran luego algn descuento. Cabezoneras que le entran de juerga a la gente… El caso es que la botella se qued y estuvo muchos aos en el Fuji, a la vista, en un estante», recuerda Emilio Vidueira, director de la delegacin en Las Palmas de Maruha Nichiro, la mayor compaa pesquera de Japn.

Vidueira, empleado de Maruha desde hace 51 aos, debe de ser la persona que ms sabe de la historia de la comunidad japonesa en Canarias. De sus aos dorados, en las dcadas de los 70 y 80, recuerda que el modesto comedor del Fuji era el ncleo de un mundo casi secreto, misterioso y noctmbulo, tan evocador que hace pensar en las pelculas hongkongesas de los aos 90 de Wong Kar Wai. «Los japoneses trabajaban muchsimo, hasta las 11 de la noche. Luego, se quedaban en la oficina jugando al mahjong hasta las tantas. Entonces vena el seor Sato con las cajas bento que les haba hecho en el Fuji para que aguantaran», cuenta Vidueira.

Las cajas bento, para los no iniciados, son los mens combinados para llevar, emplatados en bandejas, que se venden en los trenes de Japn y que mantienen vivos a millones de oficinistas. Y el seor Sato del recuerdo de Vidueira es Toshihiko Sato, el japons que lleg a Canarias en los aos 60, que abri el Fuji en 1967 y que lo mantuvo en pie hasta su retirada en 2007. Miguel Martnez, su antiguo jefe de cocina, tom su relevo hasta el verano pasado, cuando el Fuji cerr el local de la calle Fernando Guanarteme. Lo que pareca una despedida histrica fue una mudanza. El nuevo Fuji ocupa un local a 50 metros de la playa de Las Canteras. Est mejor ubicado y es ms grande, es ms cmodo, ms bonito, mejor… No es el viejo Fuji.

Nuestros artículos destacados...  Encuéntrate en la visita al Cartero Real de los Reyes Magos antes de Nochevieja
Nios del Colegio Japons de Las Palmas.

Qu trajo a Sato a Espaa? El antiguo dueo del Fuji ha contado alguna vez que lleg a Gran Canaria en una excursin ornitolgica, pero puede que esa ancdota sea una manera de romantizar su historia. «Mi padre naci en un pueblo de la provincia de Miyagi en 1942. Yo creo que, desde el principio, su obsesin era viajar, salir de Japn. Era una extravagancia porque, para esa generacin, el destino era reconstruir el pas. Mi padre quiso embarcarse en un atunero, que era un trabajo de mucho prestigio social entonces, pero no pudo por falta de vista. Pens entonces que cocinar poda ser su puerta de salida. Cocin en la Villa Olmpica de los Juegos de 1964 y conserva un reloj que le regal la organizacin. A travs de un contacto se fue a Bruselas, a aprender cocina francesa, internacional. Despus viaj a Canarias, le gust, se qued, abri un par de restaurantes que no eran japoneses en Agaete y en Las Palmas y que no funcionaron del todo bien… Y, entonces, se dio cuenta de que haba demanda para un restaurante japons».

Quien habla es Koichiro Guillermo Sato Baos (Guillermo en el trabajo, Koi para sus amigos y su familia), el hijo de Tohishiko, hoy ingeniero y vecino de Madrid y dueo de una memoria nica. Sato hijo fue alumno del Colegio Japons de Las Palmas y es hoy uno de los contadsimos testigos que permanece en Espaa que crecieron en aquella comunidad canario-nipona, hoy perdida.

Un poco de contexto: desde los aos 50, las empresas pesqueras japonesas empezaron a faenar por todo el Atlntico occidental, desde Sudfrica por el sur hasta entrar en el Mediterrneo por el norte. El Puerto de Las Palmas, en una posicin central entre sus caladeros, con una fiscalidad favorable, con buenas infraestructuras y con estabilidad poltica, se convirti en su base logstica. «Era el sitio en el que se reparaban los barcos, donde se haca el seguimiento del trabajo y donde las tripulaciones descansaban», recuerda Vidueira. «En verano atracaban 30 atuneros al mes«.

En Las Palmas llegaron a vivir 650 japoneses fijos, empleados de cuello blanco de las empresas pesqueras. A ellos se sumaba un flujo constante de marineros que durante tres o cuatro noches se desquitaban de la soledad del mar. De modo que, en realidad, en Las Palmas haba dos comunidades japonesas. Una era la de los oficinistas, que haban sido reclutados de universidades de prestigio, eran discretos, jugaban al golf en el Campo de Bandama, llevaban a sus hijos al colegio que les abri la Embajada, socializaban en su club japons y vivan en Tafira, el tradicional suburbio burgus de Las Palmas. Pasaban cuatro aos de destino en la isla y despus se iban para no volver. La otra comunidad era la de los marineros, que eran bulliciosos, habitaban en torno al barrio bohemio del Parque Santa Catalina y hasta tenan sus bares nocturnos exclusivos, tres o cuatro stanos en la calle Bernardo de la Torre que se anunciaban con letreros de nen en japons y en los que nunca debi de entrar ningn espaol, de lo mucho que intimidaban, con su aire de pelcula de yakuzas.

Nuestros artículos destacados...  NBA: As viste James Harden el da de Navidad: genialidad u horterada?
Sato y su mujer, en una captura de un reportaje en la TV japonesa.
Sato y su mujer, en una captura de un reportaje en la TV japonesa.

«Bueno, algn despistado s que entr, que yo lo s… Eran sitios de striptease, no creo que fuese un gran misterio. Aquella gente beba lo suyo pero era respetuosa», recuerda Miguel Martnez, el actual propietario del Fuji. «Lo curioso es que las parejas mixtas que salieron de aquella poca venan ms del mundo bohemio de los marineros que del de los oficinistas. Los oficinistas venan con su familia y tenan un mundo ms cerrado«, aade Emilio Vidueira.

El lazo entre esas dos comunidades era el Fuji, que unos das cocinaba para los actos oficiales de los consejeros delegados y, al siguiente, acoga las fiestas de las tripulaciones. «Piense que el seor Sato instal el primer karaoke que se vio aqu para las fiestas de los marineros«, recuerda Martnez. Durante aos, la clientela del restaurante estaba compuesta, bsicamente, de japoneses y coreanos (que tambin llegaron a Canarias por el pescado) y algunos turistas escandinavos que ya haban sido bautizados en el sushi en sus pases. se es un nexo importante: el Fuji y la comunidad japonesa tambin fueron una parte de la historia de una ciudad que, en los aos 70, acoga a europeos, rabes, soviticos, indios y coreanos en un alegre desmadre, inimaginable ni en Madrid ni en Barcelona en esa poca.

«Mi madre es de la Pennsula. Estaba aqu de paso, conoci a mi padre tomando un caf en el Club Victoria y ya no se separaron nunca», recuerda Koichiro Sato Baos. «Creo que ramos la nica familia mixta en el Colegio Japons. Haba otra nia que era hija de un mallorqun y una americana y que entr en el colegio por un empeo familiar. Fue una excepcin. El resto de alumnos pasaban por aqu y se iban con sus familias antes de empezar en el instituto. Ahora, se comunican a travs de grupos de Facebook y recuerdan los aos de Canarias como algo excepcional en sus vidas. Hay hasta un manga ambientado en Las Palmas… La ltima vez que fui a Tokio organizaron una cena y vino muchsima gente. Pero el nico que complet el ciclo fui yo».

No debi de ser fcil. «El equivalente japons a EGB llegaba hasta noveno y no haba manera de convalidar estudios. Me hicieron un expediente excepcional y entr en un instituto de Las Palmas, el Prez Galds. Estaba muy perdido. Yo vena de esa cultura en la que los alumnos saludan con cortesas a los profesores y me encontr con la locura de un instituto pblico espaol de los aos 90… En matemticas era el mejor alumno pero haba asignaturas de las que no saba absolutamente nada».

Nuestros artículos destacados...  Supercopa de Espaa 2023: Courtois: "No estoy preocupado, pero hay que volver a ganar"

Haba racismo? «Haba nios que me llamaban ‘el chino’ pero no recuerdo nada importante de verdad».

La comida del Fuji se pareca ms a la de las tabernas populares de Tokio que a la tpica frmula de makis, california rolls y dems

Koichiro Sato

En esa poca, el Fuji ya era una institucin en Las Palmas y una buena parte de su clientela era espaola. «Yo entr en 1992. Era camarero en el bar de mi familia, que estaba al lado, pero quera un cambio. Trabajar para tus padres puede dar problemas cuando eres joven. Como conoca al seor Sato de llevarle caf, consegu que me diera trabajo de freganchn. Despus pas a cocina y en 1997 empec a trabajar en la zona fra», recuerda Miguel Martnez. «Me mandaron a Bruselas, para que aprendiera a cortar el pescado en un restaurante japons de lujo que era del padrino del seor Sato. Yo conoca el oficio de la restauracin, era bueno con el cuchillo, pero aquello era completamente nuevo. Despus de ir a Bruselas, lleg un punto en el que poda cortar el sushi, pero no suficientemente rpido. Venan las tripulaciones hambrientas, 20 clientes que pedan a la vez y yo no llegaba. Me acuerdo de que compraba vdeos de VHS para practicar en casa».

La gran decisin empresarial de Martnez consisti en cambiar el restaurante poco a poco para lograr que sobreviviera. El viejo Fuji no slo era un comedor austero en el que reinaba la figura de Sato, un japons estoico; tambin ofreca un tipo de comida muy diferente a la propia de lo que hoy entendemos como propia de un restaurante japons en Europa. «La carta era largusima y haba muchos platos calientes que eran muy difciles de gestionar para nosotros», recuerda el cocinero. «La comida del Fuji se pareca ms a la de las izakaya, las tabernas populares de Tokio, que a la tpica frmula de makis, california rolls y dems que son un invento no japons, una adaptacin para occidente», explica Koichiro Sato. Entre otras cosas, el Fuji era un restaurante relativamente barato, apenas algo ms caro que los viejos restaurantes chinos.

En eso tampoco hay misterio: la comunidad japonesa fue desapareciendo de Las Palmas desde los aos 90, cuando los acuerdos pesqueros con Marruecos y Mauritania llevaron a la mayor parte de su flota a los puertos de frica. El colegio japons, por ejemplo, cerr en 2002 por falta de demanda. Y, en ausencia de ese pblico, el Fuji se adapt a la demanda de los clientes espaoles. Se acabaron las fondues de carne y verdura, las sopas y las frituras y llegaron los makis flambeados, los platos de inspiracin peruano-japonesa y los carpaccios. El tipo de comida que se encuentra en cualquier japons bueno en cualquier ciudad del mundo. La paradoja es que hoy, en Madrid y Barcelona, aparecen nuevos restaurantes que se anuncian como autnticas tabernas japonesas. Su demanda empieza a aparecer, pero llega demasiado tarde para los nostlgicos del viejo Fuji.

Conforme a los criterios de

The Trust Project

Saber más

Califica esto!

por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *