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Es la canasta. La que sirve para dejar atrs los 38.387 de Kareem Abdul-Jabbar y convertir al que la consigue en el mximo anotador en la historia de la NBA. LeBron James lanza desde media distancia a una mano. Kenrich Williams defiende con la mirada. Thomas Bryant, ingenuo, pide an una asistencia. Phil Knight, fundador y dueo de Nike, observa desde la primera fila del Staples. A su lado estn Bronny y Bryce James, hijos del nuevo hombre rcord, tratando de captar una instantnea con sus mviles. Detrs, cientos de aficionados hacen otro tanto. Ms all del citado Knight, resulta extremadamente complicado encontrar en la imagen alguien sin telfono. Los hay, pero resulta complicado. Definitivamente son nuevos tiempos: «Es una pena que dejemos de vivir momentos tan especiales para hacer una fotografa, porque resulta evidente que no es igual de un modo o del otro… y adems que rara vez volvers a verla».

Los secretos de la canasta de Lebron JamesMARCA

Lo explica Marc Masip, con el que Primera Plana conversa en su doble condicin de psiclogo y experto en adiccin a las Nuevas Tecnologas. Director del programa psicoeducativo ‘Desconecta’ y autor de un libro con el mismo nombre, reconoce que ha visto hace horas la foto en cuestin, sta s de un profesional, sta s distribuida por una agencia y por la propia Liga: «Bestial. Me ha llamado tanto la atencin que la he guardado. He pensado en utilizarla para el trabajo, claro«. Porque, con un programa pionero para hacer buen uso de las tecnologas sin deteriorar las relaciones personales ni crear dependencias, entre sus mltiples actividades profesionales incluye tambin impartir conferencias y organizar campamentos.

Es una pena que en momentos especiales nos preocupemos por una imagen que rara vez veremos

Marc Masip (psiclogo y experto en adiccin a las Nuevas Tecnologas)

«Dejamos de vivir la vida para subirla a redes y decir ‘yo estaba all’. Es postureo, obligacin de gustar. Tenemos una necesidad de pertenencia y admiracin respecto al grupo. Queremos reconocimiento, igual que sucede con los ‘likes’. Preferimos plasmar los momentos especiales», contina Masip. «No vas a revivir lo que no viviste con los ojos. Estamos atontados con el mvil y con las redes. A ms pantalla menos abrazos, besos, empata, miradas o comunicacin real… tenemos dificultad para relacionarnos», lamenta, consciente que hay labor por delante. Ardua. Porque, y ah repite una frase con gancho y que por eso mismo lleva tiempo pronunciando, «el mvil es la herona del siglo XXI».

'The last shot', de Michael Jordan.

‘The last shot’, de Michael Jordan.GETTY IMAGES

El psiclogo desarrolla tan contundente afirmacin: «No es malo de por s y se puede utilizar bien, pero es que lo utilizamos fatal. No es el problema, pero catapulta el problema por las facilidades que ofrece en cuanto a contenido». Lo de LeBron ha sucedido a miles de kilmetros, en la costa oeste de Estados Unidos, pero conviene poner tambin el foco sobre Espaa: «Es el pas con ms adiccin adolescente de Europa, un 21,3% [la media continental rondara el 13%]. No saben vivir sin mvil ni redes… pero tampoco les damos un buen ejemplo cuando nos ven utilizarlo en casa, en la calle, conduciendo. En mi opinin habra que prohibirlos en las escuelas, pero hay que fijarse en todo caso en que en esa foto hay pocos nios y bastantes adultos». En ese sentido, se fija especialmente en la excepcin de Knight, cuyo repertorio gestual ni siquiera permite apreciar excesivo inters por lo que est sucediendo: «No falla, tiene una edad. Le da igual y vive el momento. Me parece un crack».

A ms pantalla menos abrazos, besos, miradas, empata… menos comunicacin real

La foto de LeBron se ha comparado con ‘The last shot’ de Michael Jordan en 1998, aquella canasta que vali un anillo (el sexto para Chicago) y que tambin ha pasado a la posteridad en parte por el pblico que segua el partido desde un fondo del pabelln de Utah. Personas boquiabiertas, con las manos en la cabeza, rezando incluso, con sensaciones distintas segn su preferencia por los Bulls del tirador o por los Jazz… pero sin pantallas para captar el momento que estaban registrando sus retinas. «Hay que dar un paso atrs en lo tecnolgico y avanzar en lo humano. Esa necesidad de mostrar supone una carencia de autoestima. Te quita tu tiempo y te quita tus experiencias», insiste Masip cuando se le cuestiona por lo de James y su posible similitud.

Diagnosticado el problema, el experto ofrece tambin soluciones. No tanto a corto como a medio y largo plazo. «Leyes estatales que rijan el uso de la tecnologa, ordenacin de los elementos adictivos por parte de las empresas, porque saben que los hay, muchsima formacin y pedagoga en familias y profesionales para educar a los menores…«, enumera Masip. Una fotografa de una canasta se convierte en una fotografa de gente haciendo fotografas. Es lo que hay.

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