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Como Brito Arceo el 30 de diciembre de 1989, justo 13 años después y también en el Camp Nou, la polémica arbitral se convirtió en la gran protagonista de la jornada. En aquella ocasión fue una falta fuera del área al mítico delantero austriaco del Sevilla, Anton Polster, que el colegiado canario metió dentro, y un claro penal a favor del Barça que el línea rectificó y ordenó fuera de juego
. El conjunto hispalense, que defendía con el histórico Dassaev bajo los palos, remontó el partido, venció 2-3 y el equipo dirigido por Johan Cruyff dijo adiós a la caza del líder y luego campeón, el Real Madrid.
Por aquel entonces, los Garcia de Loza, Gracia Redondo, Martín Navarrete, Pes Pérez -fallecido hace pocos días-, Andújar Oliver, Andradas Asurmendi, Marín López o Calvo Córdova eran nombrados y enjuiciados una y otra vez por los medios de comunicación y la afición. Un
pim pam pum
. Después, llegaron años en los que emergieron los
Galácticos
, el
Pep Team
, Mourinho, el duelo Messi-Cristiano… y aunque
seguían las polémicas arbitrales, su rol fue secundario en el escenario de cada jornada.
La llegada del VAR parecía que iba a sepultar definitivamente la embarrada discusión arbitral y colocar a los jueces como modernos profesionales que aplican con tecnología avanzada y cirugía equitativa cada lanza.
El invento con criterio solo duró seis meses tras aquel «todo ok, José Luis» de un Real Sociedad-Real Madrid.
Cada año, el asunto ha ido a peor y cada cambio reglamentario ha sido un quebradero de interpretaciones.
A pesar de los esfuerzos del departamento de comunicación arbitral y de su presidente Luis Medina en colocar la templanza y el sosiego, la envenenada interpretación del reglamento, tanto por el equipo de VAR como de campo, tira por la borda su trabajo. Ni jugadores ni entrenadores ni aficionados ni comunicadores ni árbitros ya saben lo que se debe pitar y lo que no.
La confusión es total y el juego más fácil del mundo se ha convertido en una moneda al aire en manos del árbitro, un colectivo que vive su etapa de peor prestigio de la historia reciente.