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Mónica Rufián es una joven estudiante del CPIFP Hurtado de Mendoza que desde cuando era niña soñaba con ser una gran panadera. Un sueño que se hizo realidad hace tan solo unos meses, en marzo, cuando se coronó como la mejor panadera joven de España tras hacerse con la medalla de oro en el Spain Skills 2022. Un gran triunfo que, además de impulsar su carrera como panadera, también le otorgaba acceso a participar en los campeonatos de Europa y del mundo.
Este último tuvo lugar hace unas semanas, durante el mes de octubre, en Suiza. Una cita en la que Mónica tuvo que hacer frente a varias jornadas en las que prácticamente se pasaría el día haciendo pan con un único objetivo: quedar lo más arriba posible en la clasificación. «Tenía bastante presión porque siempre quiero hacer el mejor trabajo posible aunque lo hago siempre con los pies en la tierra», asegura la estudiante del Hurtado de Mendoza, que finalmente consiguió ser la 13ª clasificada del WorldSkills.
«Competía contra gente que llevaba toda la vida trabajando en panadería. Me hubiera encantado ganar pero sé que hay compañeros que son mejores que yo y que debo aprovechar estas oportunidades para aprender, hacer amigos, conocer otras culturas y mejorar». Una experiencia con la que, a pensar de no haber ganado, ha conseguido abrirse muchísimas puertas. «Ha sido algo muy enriquecedor y me quedo con el aprendizaje y el desarrollo personal tan grande que me ha brindado», reconoce con orgullo, porque tiene claro que el valor de participar en un campeonato así «es incalculable».
Tras dejar atrás este campeonato mundial, ya piensa en el europeo que se celebrará en septiembre de 2023, aunque reconoce que también esta abierta a participar en más concursos de ámbito nacional, ya que son «más asequibles». Sin embargo, aunque le atraigan este tipo de certámenes, tiene claro por donde pasa su futuro: abrir su propia panadería en su pueblo de Jaén, Alcalá la Real. «Cuando empecé a estudiar tenía claro que mi pasión era la panadería y la pastelería y que quería montar mi propia empresa. Me gustaría poder darle a mis vecinos un pan diferente y que descubran cosas diferentes porque hay muchísimos tipos de panes que la mayoría no conocen».
Ese sueño poco a poco se está haciendo una realidad, ya que los primeros pasos de su negocio ya se han dado y en enero comenzarán con las obras en el local en el que montará su panadería. Una actividad que compaginará con los estudios, ya que a pesar de que este es el último año en el que estudiará en el Hurtado de Mendoza, quiere continuar con su formación especializada en panadería. «Sé que será difícil pero es mi sueño y tengo que luchar por él. Quiero hacer feliz a la gente con mi trabajo y haré lo que haga falta para conseguirlo».