La Academia de cine francesa ha anunciado que apartará, de cara a la próxima ceremonia de los Premios César, a toda persona imputada por «actos de violencia», especialmente aquellos «de carácter sexual o sexista». La decisión se ha tomado tras la polémica provocada por el caso del actor Sofiane Bennacer, que el pasado noviembre fue acusado de agredir sexualmente a varias excomapañeras. La denuncia se registró solo unos días después de que la institución gala incluyese al intérprete de Les Amandiers en sus listas de nuevos rostros destacados del cine francés.
El nominado sobre el que pese alguna investigación «no podrá estar invitado a la ceremonia, ni a ninguno de los eventos asociados y organizados por la Academia de los César», ha señalado la institución en un comunicado. «Esta suspensión excluirá igualmente toda toma de la palabra ‘en nombre de esa persona'», ha añadido en el hipotético caso de que esta persona, que podría ser un actor, director, compositor o cualquier otra categoría, fuese reconocida finalmente con uno de los galardones.
La Academia se encuentra inmersa en un proceso de reflexión que debe llevar a un cambio en su reglamento durante este 2023 «ante la magnitud y complejidad de estas cuestiones, desde el punto de vista moral y jurídico«. Sin embargo, sus miembros han alcanzado ya un «consenso» para ser aplicado en la próxima gran noche del cine francés, que se celebrará el próximo 24 de febrero.
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La decisión se toma «por respeto a las víctimas», se detalla en el comunicado, incluso aunque aún sean «presuntas». La Academia considera que no hay que dar «luz» a personas a las que la justicia les impute hechos de violencia. La suspensión se aplicará tanto a casos de investigaciones como de «condenas en curso».
La Academia de los César ha sido objeto de críticas y polémicas en ocasiones anteriores por hechos de este tipo. En 2020 acogió una gala agitada por las doce nominaciones a El oficial y el espía, de Roman Polanski, sobre quien pesaba una nueva acusación de violación. El cineasta fue reconocido con el galardón a Mejor dirección. Adele Haenel, primera actriz francesa de renombre que denunció haber sido víctima de abuso sexual en la industria, abandonó la sala Pleyel de París donde se celebraba la ceremonia. «¡Qué vergüenza!», dijo al salir. «Distinguir a Polanski es escupir en la cara de todas las víctimas. Equivale a decir ‘no es tan grave violar a mujeres'», había declarado.