En el artículo de hoy, compartimos el artículo sobre El viaje de Carlos, el adolescente de Atlanta embarcado en la academia de luthiers de Chamber: «Voy a estar tres meses. Quiero saber qu hace ‘guitarra’ a una guitarra». Puede encontrar detalles sobre El viaje de Carlos, el adolescente de Atlanta embarcado en la academia de luthiers de Chamber: «Voy a estar tres meses. Quiero saber qu hace ‘guitarra’ a una guitarra» en nuestro artículo.
Carlos Quiroga abri la puerta de Glissando, la academia de luthiers (calle del Castillo, 4), el martes. El da anterior viaj desde Atlanta con un zurrn de ahorros que le permitirn aprender el oficio en Chamber, levantar el ttulo de artesano de los instrumentos de cuerda pulsada, tras volar miles de kilmetros para encontrarse con sus maestros en el estudio que, incrustado en el ncleo del barrio, rodeado de gimnasios y de todos los locales que ofrecen comida, parece una bola de cristal decorada con retales de madera al que dan ganas de zarandear por si acaso nevara serrn en el interior. «Quiero estudiar la construccin de la guitarra clsica», aade Carlos, que habla espaol con acento peruano. «Es de los pocos lugares en el mundo donde te ensean a fabricarlas. En otros sitios, te dan las piezas, te dicen cmo ensamblarlas y t las pegas».
Tiene 18 aos. Tom la decisin tras consultar a Billy, un antiguo alumno que vive en Nueva York. «Estoy en contacto con bastantes luthiers, artistas, msicos y durante unos das en Manhattan, conoc a Billy, que me aconsej venir». Su familia reside en Atlanta. Ha trabajado como camarero. Est terminando los estudios de secundaria. Toca el contrabajo en un grupo de jazz. «He alquilado un apartamento a una cuadra de aqu. Mi intencin es vivir en Madrid durante dos o tres meses. Quiero saber qu hace ser una guitarra a una guitarra«.
Jos Manuel Cerezo, un antiguo director de marketing de una empresa internacional, considera que 200 horas de trabajo son suficientes para engendrar una guitarra. El curso bsico cuesta 3.600 euros. Fund la escuela hace 11 aos. «Adems de los cinco o seis alumnos fijos, vamos a incorporar nuevos, como Carlos, por lo que podremos llegar a los 11 o a los 12».
Glissando no es la nica escuela de Espaa. Al menos existen la Escuela vasca de lutheria, a la que no se puede acceder sin el ttulo Elemental de Msica de un conservatorio oficial, y la escuela malaguea de luthera Chacn, creada por el malagueo Jos ngel Chacn, el especialista en violines que ejerci el oficio en los 70 en Italia. Galloup guitars, en el estado de Michigan, ofrece cursos orientados a profesionales. The Art of Lutherie es una academia online. Y Guitar making es una escuela del Reino Unido. «Cualquiera que entre por la puerta puede construir una guitarra», indica Cerezo qu les hace diferentes. Al dejar el trabajo contact con Arturo Santano, un maestro que haba intentado montar una escuela y acab desencantado. Por lo que sea no recibi el apoyo institucional prometido. «No haba ninguna manera de hacerlo salvo si Arturo quera darme clases. Estuvimos juntos casi cinco aos. Aprend a la vez las dos cosas: a montar una escuela y a construir guitarras». Toda la informacin recopilada constituye el «corpus docente» del que no hay manual.
La edad media de los aprendices oscila de los 32 a los 39 aos. «Son profesionales tcnicos de perfil medio alto. Tambin gente ms joven o ms mayor que quiere integrarse en el mercado laboral. Empieza a haber sensibilidad por los trabajos manuales. Lo esencial, de todas formas, es tener curiosidad. Aqu combinamos muchos elementos y tcnicas y disciplinas. Tenemos que manejar la acstica, algo de qumica, fsica».
Takashi Kuroiwa es el hombre del que todos hablan en la academia. Est en el despacho, sentado ante su cuaderno de notas, en el que ha ido dibujando paso a paso todo el procedimiento de construccin de la guitarra flamenca. La mezcla de la grafa japonesa con los esbozos de esqueletos de las distintas partes del instrumento es extica y combina cmo combin Chiquito de la Calzada los pasos de las geishas y los chascarrillos. La presencia de Kuroiwa dota de empaque a la cruzada de Cerezo. Takashi Kuroiwa es japons, hace cuatro aos que vive en Madrid. «Esta es la mejor ciudad para vivir. He vivido en Alemania, en Estados Unidos y en China. Este, y se lo digo a todo el mundo, es el mejor lugar para vivir. La gente es maravillosa y la comida es la mejor».
Entr el primer da para hacer algo muy espaol y desde entonces no ha salido. En una semana, cuando termine de repasar todo el procedimiento, empezar a construir su primera guitarra sin apoyo de Cerezo. Ser la tercera. «Invert 200 horas para la guitarra flamenca. Y 250 para la romntica», que est colgada a sus espaldas. Es una guitarra de poca, ligeramente ms pequea.
-La probaron el otro da. Suena… -habla Cerezo- …suena muy bien.
En cunto podra estar valorada?
-En 7.000 euros.
Kuroiwa tiene 61 aos y es directivo de Nippon Gases, una empresa proveedora de gas. «Quiero llevarme las guitarras a Japn. Tengo la intencin de crear mi propio estudio y dedicarme a ello cuando me retire«. No sabe tocar la guitarra. «Supongo que aprender ms adelante», sonre.
Glissando es «una escuela abierta: siempre que puedo invito a colegas para que expongan su punto de vista», aclara Cerezo. No quiere hablar de un proyecto personalista. «No est cerrado. Es algo ms importante. Las dos escuelas principales de luthiers son las de Madrid y Granada. Establecieron el canon».
Hasta ahora, el conocimiento flua por mtodos atvicos. Pasaba, como una llama antigua, de una a mano a otra. «Slo se poda aprender en el circuito familiar. Nosotros suplimos el vaco a la hora de dar el servicio a la gente interesada en acceder a este tipo de mercado. De esta forma, se democratiza».
Manuel y Mikel asienten. Visten el mismo delantal que Cerezo. Los tres convocan una sintona, una aficin, la misma conviccin acerca de lo confortable que es el trato con la madera. Tocarla, adaptarla, modificarla, reducir, ampliar, dotar de sentido «a algo que est vivo. Venir aqu supone una terapia para mucha gente«, comenta Manuel. «Llevaba aos tratando de construir instrumentos por mi cuenta. Estaba interesado en el mundo de la ebanistera. Al final», hace dos veranos, «me qued en la escuela». Manuel cre el cuaderno de estudio. «Lo ms complicado para el novato es la coger confianza con las herramientas».
-Ves aquella guitarra? -seala-. Es de un alumno que vive en Chile.
Que enva mensajes para saber cmo est el aparato que dej a medias. «El otro da so con ella. Es una relacin muy ntima la que surge con el instrumento. Cuando sales de aqu te vas enamoradito de tu guitarra».
Los alumnos que no se conforman con la leccin bsica acceden al curso mster. Ah enseamos a comprender la guitarra como un proyecto constructivo. A tener una perspectiva ms amplia mediante una metodologa exacta. Es otra fase: ya no estn tan abrumados.
Mikel baja algunos trozos de distintos tipos de madera. Lleg un poco despus que Manuel. Es el encargado de hacer el recorrido hasta las guitarras elctricas. «Trabajaba en una tienda. Haca ajustes, algunas reparaciones. Sent que haba tocado techo. Conoc la escuela as que me plant aqu». Alinea las especies de madera. «Utilizamos abeto y cedro rojo para las tapas. En los cuerpos utilizamos palo santo o ciprs. Tambin se usan maderas como arce o palo rojo. Trabajamos con madera que cumple determinados criterios de estabilidad y calidad«, apunta Manuel. «Es un proceso tan artesano que cada guitarra es nica», contesta Mikel. «Siempre hay algo diferente y suenan diferente».
-Llevo ya hechas seis, siete? guitarras -dice Elena Arroyo.
Trabaja en «el mstil». Tiene que repetir el proceso. «Tienes que ser manitas. Mira», advierte del corte que ha fastidiado las ltimas horas de trabajo. «Si no sabes hacerlo pues te pasa como a m. Es parte del encanto. Siempre hay errores. La capacidad de aprendizaje que te da el error es lo mejor«. Lleva matriculada tres aos. Ahora est construyendo una acstica. Hace unos das termin un bajo. «Mis hijos son msicos. Les hago las guitarras a ellos. Vengo todo lo que puedo. Aprendes de lo que est haciendo el otro. Ests aprendiendo un oficio«, descubre.
Vive en Chamartn. Le da un poco de vergenza decir que tiene 61 aos. «Vengo en un coche elctrico pequeito. Soy abogada, fotgrafa, me gusta hacer de todo. Esto es puro hobby. Es obsesivo. Tambin tengo un pequeo taller en casa. A m lo que me gusta es transformar esto«, blande un trozo de mstil, «en algo», dice imaginndose el bajo que llevar a casa ciento y pico horas ms tarde.
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