1672954212 El susto de Baltasar y la banda de Pittsburgh enamorada

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Nueve carrozas, 285 pajes y ocho compaas diferentes con 2.400 kilos de caramelos compusieron el desfile

La primera cabalgata pospandemia devuelve la ilusin a miles de madrileos/Vdeo: El Mundo

Los cinco minutos de diferencia que separaban a los nios que ya haban visto pasar el desfile de la cabalgata de Madrid de los que todava esperaban a los tres reyes magos sitan la atmsfera especial de esta noche: mientras Macarena y Lucas calculaban cuntos caramelos les quedaban por coger de los 2.400 kilos disponibles, Borja y Javier hacan las cbalas del roscn, el descuento del cinco de enero, el ltimo paso antes de organizar el altar de los regalos, mientras observaban a los operarios retirar vallas. A la hora de la salida, Baltasar tuvo un problema. No arrancaba su artefacto y decenas de pajes parecan a punto de quedarse colgados en la explanada de Nuevos Ministerios. El squito, encargado de rociar de gominolas las cabezas del pblico, vivi momentos de confusin. Por fin el camello mecanizado decidi echar a andar y la procesin de ocho compaas, artilugios, muecos, saltimbanquis, nueve carrozas, 285 pajes, caballos y bandas y barrenderos estir al completo la Castellana desde el paseo de Juan Bravo hasta los confines de Raimundo Fernndez Villaverde.

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Vctor y Carlos tenan la misin de empujar la estrella. Debajo de todo el arsenal de luces, brillos y dorados y detrs de las extras que ponan la espuma artstica a la actuacin diseada por la compaa de teatro Morboria, 16 muchachos tiraban del aparato que sostena la representacin. Ellos estaban en primera. «Tenemos un contrato temporal. bamos a ser mozos de almacen y al final nos han puesto aqu, que es mejor. Desde luego que hace ms ilusin. No, no pesa demasiado. Slo tenemos que empujar».

El vallado pona los nios a distancia, enjaulados dentro de las medidas de seguridad. A los chavales de los 90, igual que el halo a los pilotos clsicos de Frmula 1, nos parecera una aberracin estar a 50 metros de la accin, o sea, de los caramelos. Alrededor de Antonio se agitaban las manos entre los barrotes. Trabaja en el Teatro Real. Para acompaar a la carroza corporativa, los empleados participan en un concurso. Decida a quien dar un puado. «No tiro caramelos porque pueden hacer dao». Algunos voluntarios y acreditados funcionaban como coche escoba acercando los caramelos situados en tierra de nadie. Antonio hablaba bajo el fuego cruzado. «Reparto a los ms pequeos. Se los doy en mano».

La marching show band de un instituto de Pittsburgh elevaba la expectacin en el ltimo tramo. «Hemos estado en otras ciudades como Roma o Londres. Y hemos acompaado tres veces a los Golden State Warriors», hablaba Sam Khamseh, vicepresidente del grupo. «Madrid es una ciudad preciosa. Todo el mundo es muy simptico. Todo es muy bonito. Nos ha gustado mucho la arquitectura». En la cabalgata participan 150 msicos. «Somos muchos ms, pero el resto no se ha podido permitir hacer el viaje». Cada uno ha pagado 3.000 euros por pasar una semana en Madrid y participar en el desfile. Una agencia de viajes hace de intermediaria entre la banda y el Ayuntamiento. «Es la experiencia de sus vidas. Son chavales de 17 y 18 aos. Ayer estuvimos viendo un espectculo flamenco y te puedo decir que es la mejor perfomance que he visto en mi vida. Tiene muchsima pasin».

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Al llegar a Coln, los Reyes cumplieron con sus obligaciones institucionales. «Queramos deciros que hemos recibido y ledo una a una todas vuestras cartas», les dijo Melchor a los nios. «Nos divierten mucho las historias que nos contis de vuestra vida en Madrid». Gaspar habl con los padres. «Si sois de los que queris un futuro mejor para todos, esta es vuestra noche». Baltasar se acord del nio Jess. «Le llevamos oro, incienso y mirra. Nace para llevar al mundo el mensaje de la Salvacin». A esa hora los padres cargaban de vuelta a casa las escaleras, escalerillas, peldaos y taburetes a las que se subieron los chiquillos. «Yo he pedido una flauta travesera», deca Teresa, de 13 aos.

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