En el artículo de hoy, compartimos el artículo sobre daría la victoria a Feijóo. Puede encontrar detalles sobre daría la victoria a Feijóo en nuestro artículo.
Si hoy se celebrasen elecciones generales, el PP sería el tercer partido más votado en Cataluña, recibiendo alrededor del 12,5% de los votos, según el último barómetro del CEO catalán. El liderazgo correspondería al PSOE, con un 23,5%. Aunque los conservadores mejoran sensiblemente respecto al 7,42% registrado en 2019, a priori, no parece un resultado muy ambicioso para Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, observando con perspectiva, la cosa cambia.
Este dato está disparando las alarmas en la Moncloa, con la vista puesta en los comicios generales de diciembre de 2023. Tras haber perdido Andalucía, con el PP fuerte en la Comunidad de Madrid y sin tener claro aún por qué cara caerá la moneda en la Comunidad Valenciana, Cataluña se convierte en un territorio decisivo para los socialistas. Y eso explica muchos de los pasos que el Gobierno ha dado en los últimos meses.
EL ESPAÑOL ha analizado los resultados de las elecciones generales desde el año 2000, atendiendo únicamente al porcentaje de voto en Cataluña. La conclusión que se puede extraer es que, desde el final del bipartidismo en 2015, el PP gana las elecciones a nivel nacional cuando supera el 10% de los votos en esta comunidad. La segunda parte de esta ecuación se cumpliría en 2023, según los sondeos. A ver qué sucede con la primera parte.
Sabieno el potencial electoral que supone, Alberto Núñez Feijóo está sopesando a Dolors Montserrat como líder del PP en la región y futura candidata a la Generalitat, aunque las autonómicas catalanas no se celebrarán el año que viene. La exministra cuenta con buen predicamento entre los potenciales votantes y sería toda una apuesta.
Volviendo a las elecciones generales, hay que tener en cuenta que el PSOE siempre gana al PP en Cataluña, ahí no se puede esperar ninguna sorpresa. La clave está en la ventaja que los socialistas obtienen respecto a los populares. La distancia entre ambos partidos es, en este momento, de 11 puntos: insuficiente para el PSOE teniendo en cuenta el histórico.
¿Por qué? Porque siempre que el PSOE ha sacado menos de 13 puntos de ventaja al PP en Cataluña, como apuntan ahora los sondeos que sucedería, ha acabado perdiendo las elecciones en el conjunto de España. Esto es así desde el año 2000, y por ello Sánchez ha pisado el acelerador para intentar incrementar su ventaja en Cataluña, a pesar de todas las críticas que le han supuesto sus últimos movimientos.
El pronóstico de Redondo
Iván Redondo, antiguo jefe de gabinete de Sánchez, ya planteó un análisis similar hace tres semanas en su columna de La Vanguardia. En ella, explicó que «cualquier movimiento o señal novedosa» del PP en Cataluña convenía auditarse porque servía de «anemómetro electoral» de primerísimo nivel.
Además, Redondo usó el mismo sondeo del CEO, el CIS catalán, para subrayar que la intención de voto actual del PP arroja un escenario simular a cuando Mariano Rajoy ganó las elecciones.
En efecto. En las elecciones generales de 2016, el PP obtuvo un 13,36% de los votos en Cataluña. En las de 2015, fue el 11,12%. La estimación actual de 12,5% sitúa los pronósticos del PP entre esas dos cifras.
Pero a ello hay que añadir que el PSOE también mejora los resultados obtenidos en aquella época: se sitúa en un porcentaje parecido al que tenía cuando ganó las elecciones de abril de 2019.
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Sin embargo, si se cuantifica la ventaja que el PSOE siempre le ha sacado al PP, se dibuja un patrón muy beneficioso para los conservadores. El PSOE ganó las dos elecciones de 2019 con una ventaja de 18,37 y 13,08 puntos respecto a los populares. En 2008 la distancia fue mucho mayor, de 28,99 puntos a favor de los socialistas. Y en 2004 se situó en 23,89 puntos.
Ninguno de esos datos se asemeja a la situación actual, en la que los sondeos dan al PSOE sólo 11 puntos de ventaja en Cataluña frente al PP. Si acaso, se podría decir que la situación se asemeja a la de noviembre de 2019 (cuando los socialistas se adelantaron en 13,17 puntos porcentuales). Pero hay que tener en cuenta que los populares están cerca de duplicar su porcentaje de entonces.
El único parangón que hay en el siglo actual tuvo lugar en las elecciones del 12 de marzo del año 2000. Ahí el PSOE aventajó al PP con 11,34 puntos porcentuales. Y el resultado sigue sin ser halagüeño para Moncloa: entonces obtuvo José María Aznar su mayoría absoluta.
Cataluña, «activo electoral»
Esta situación ha llevado al PSOE a pisar el acelerador para ampliar su ventaja en Cataluña. Y lo ha hecho a pesar del malestar que ha generado en otros territorios gobernados por el partido, incluso en el grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Se ha visto en las pasadas semanas durante los trámites para derogar el delito de sedición y rebajar las penas a la malversación.
«Ha habido mucha gente que le ha dado miedo esa apariencia de que estamos siendo tolerantes con la corrupción», explicaba en los pasillos del Congreso una ministra. «La situación es compleja y somos conscientes, entendemos que genere respeto», reconocía con resignación.
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«Claro que todo se observa con cautela», añaden a este diario fuentes de Ferraz. «El presidente es el primero que dice que se trata de decisiones arriesgadas, pero para eso eligen los ciudadanos a un Gobierno», comentan las mismas fuentes. «Salvo excepciones conocidas y contadas, se entiende perfectamente lo que estamos haciendo respecto a la convivencia en Cataluña», apuntalan.
Ese «se entiende perfectamente» lo expresó el propio Pedro Sánchez el Día de la Constitución, en un cóctel que tuvo lugar en la Cámara Baja. Durante una conversación informal con periodistas, el presidente del Gobierno dijo que todo esto lo hacía porque «Cataluña será un activo en las próximas elecciones generales».
De hecho, en Moncloa son habituales las reuniones de Sánchez con su equipo más cercano para analizar la situación catalana. A ellas acuden su jefe de gabinete, Óscar López, el número dos de este, Antonio Hernando, y el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès.
Todos ellos, calculadora en mano y con la vista puesta en una pizarra, analizan los sondeos y cómo les pueden beneficiar las medidas que están llevando a cabo. Y lo hacen fijándose mucho en el coche azul que les sigue por el retrovisor.
Todas las concesiones
Así, entienden que la rebaja de la malversación y la derogación de la sedición se venden bien en Cataluña. No eran sólo un requisito para que ERC les aprobase los Presupuestos el pasado 24 de noviembre. También porque si vuelven a ganar las elecciones los socialistas tendrán que caer en las mismas alianzas que ahora –Gobierno de coalición incluido– y, sobre todo, para fortalecer la posición del PSOE en Cataluña.
En esa dirección, a la reforma del Código Penal de esta semana habría que añadir los indultos a los presos del procés y los 2.508 millones de euros destinados a Cataluña en los Presupuestos Generales del Estado. Antes incluso de otras cesiones en partidas presupuestarias, que convierten a Cataluña en la comunidad autónoma que más financiación va a recibir en 2023: duplica las cifras de Madrid.
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Pero también explica otros movimientos, como la enmienda presentada por los socialistas a la LECrim para perseguir la okupación, que facilita los desalojos en 48 horas. A pesar de que el PSOE había rechazado en un principio esa postura, que tensiona las relaciones con Unidas Podemos, persistió porque Cataluña acumula el 42% de los casos de okupación de toda España. La fórmula antiokupas era una reclamación de muchos alcaldes del PSC.
Ahora, Cataluña lo es todo para el PSOE entre los grandes sumideros de votos. Los socialistas no pueden contar con la Comunidad de Madrid, donde se prevé una amplia victoria del PP. Tampoco pueden hacerlo con Andalucía, donde perdieron sus mayorías a favor de Juanma Moreno. Y la duda aún sobrevuela la Comunidad Valenciana.
La importancia de esta última plaza se notó el pasado fin de semana. Alberto Núñez Feijóo acudió a la comunidad el viernes 16 por la tarde y Pedro Sánchez lo hizo el sábado 17 por la mañana. De hecho, desde Génova deslizan a este diario que los sondeos internos que manejan les dan una victoria, aunque no tan holgada como para ganar si los socialistas tejen alianzas parlamentarias.
Aunque saben que van a perder en Cataluña, desde el PP esperan que el resultado sea lo suficientemente bueno dentro de las expectativas. A fin de cuentas, es un termómetro de la situación en España: un tercer puesto puede seguir significando que la Moncloa cambie de color en enero 2024.